Retiro espiritual
Como en otras ocasiones, el Presidente convocó “al mejor equipo de los últimos cincuenta años” a un retiro espiritual en Chapadmalal, complejo ideado por Juan Domingo Perón en 1947. Con quince bungalows totalmente equipados, salida directa al mar con muelle exclusivo, pileta, canchas de tenis y de paddle, helipuerto y máxima seguridad las 24 horas, es un complejo solventado con fondos públicos que está reservado para el veraneo de los presidentes. A primera vista, es llamativo que un encuentro del presidente con sus funcionarios caracterizados por un enorme patrimonio y representantes o integrantes del poder económico, denominen su encuentro como retiro espiritual. En realidad no es nada raro: el macrismo usa como denominación lo exactamente contrario de lo que encierra su contenido. Mienten metódica y sistemáticamente. Hablan de transparencia y casi todos sus comportamientos son oscuros. Enarbolan como bandera la verdad y el meollo de su discurso es la mentira. Sostienen el recurso del diálogo e imponen la extorsión y el chantaje. Se llenan la boca con gobernar mediante el consenso y en realidad a lo que más recurren es a la imposición. Se embanderan con la libertad de prensa y lentamente acallan las voces opositoras. Hacen gárgaras con un republicanismo al que reducen a cartón pintado. En un uso eufemístico del lenguaje denominan conflictos de intereses al hecho muy poco ético, para no decir corrupto, de estar en ambos lados del mostrador.
Enfermos de las encuestas, se suben al pretendido sentido común predominante. Así en materia de seguridad, y para desplazar el foco en los fracasos en economía, han decidido abrir una caja de Pandora respaldando irrestrictamente a las fuerzas de seguridad. En el caso emblemático del policía municipal Luis Chocobar, tanto Patricia Bullrich (parece que siendo joven se subió a un patrullero y no se bajó más), cuanto Mauricio Macri y su Rasputín Marcos Peña, no tienen reparo en mentir aún frente a un video categórico y a un fallo judicial en doble instancia. El turista norteamericano fue herido de 10 puñaladas por uno de dos jóvenes delincuentes quienes le robaron una cámara de fotos. Uno de ellos fue perseguido por tres ciudadanos jóvenes que lo redujeron y recuperaron la cámara (mientras el otro resultó luego apresado por miembros de la Policía de la Ciudad). Ahí apareció el policía disparando 9 balazos, tres al aire, dos en las paredes, dos presuntamente en la calle y dos que impactaron en la espalda del delincuente Juan Pablo Kukoc quien corría para alejarse del lugar. Esa acción no evitó, como se dice, que los delincuentes siguieran apuñalando al turista: como bien escribió el periodista Raúl Kollman: “Está claro, Chocobar no participa en el momento del robo ni salva a nadie de la puñalada número once…..Tanto Chocobar como el gobierno mintieron porque el ladrón muerto en ningún momento se da vuelta para enfrentar al policía ni representaba ningún peligro”.Mienten delante de los hechos filmados, y repiten como muletilla generalizada, su “de nuevo”, y vuelven a mentir antes imágenes lapidarias. Si son capaces de mentir ante una situación filmada, tienen aún más piedra libre cuando envuelven con falsedades, evidencias que los involucran y desnudan. Se desgarran las vestiduras sobre la independencia de los poderes y presionan al Poder Judicial embistiendo contra todo aquel juez que no se alinea con las posiciones e intereses del gobierno. Con los propios índices del INDEC, del cual se enorgullecen, mienten en televisión sus suicidas mediáticos. Con un índice de inflación que sube, declaran que baja; con un déficit fiscal total que aumenta, sostienen que se reduce; con una actualización de las jubilaciones por un nuevo índice que amputa unos 8 a 9 puntos del inicio, afirman que aumenta el poder adquisitivo de las mismas. Con una inflación estimada de por lo menos un 20%, para mejorar la situación de los trabajadores proponen un aumento que va del 9% al 15%. En política exterior presentan como éxitos los que son fracasos, como la lluvia de inversiones para lo cual manipulan las cifras de inversión. Presentan los elogios del capitalismo financiero como reconocimiento de la inserción de la Argentina al mundo, cuando sólo es la satisfacción por los pingües negocios que obtienen con inversiones especulativas de una rentabilidad sin competencia a nivel planetario.
Invocando el librecambio, en un mundo que se cierra, en su profunda ignorancia se arrodillan para que les abran las puertas de mercados que practican un fuerte proteccionismo.
Endeudan al país a límites impagables para financiar en buena parte la fuga de capitales, el atesoramiento, el turismo y la remesa de utilidades. Son fuertes con los débiles y débiles con los fuertes. Representantes de un capitalismo colonial, en palabras del ensayista Alejandro Horowicz, son una clase dominante pero no dirigente. Los mismos funcionarios que pasan la gorra pidiendo inversiones son los que de acuerdo a sus declaraciones juradas mantienen sus patrimonios radicados en el exterior: una demostración palpable de cuánto confían en las políticas que pregonan y aplican.
Atesoran un rico prontuario en donde es habitual la evasión fiscal, el lavado de dinero, los trabajadores en negro, los delitos aduaneros, las empresas off-shore, los mal llamados paraísos fiscales que en realidad son guaridas.
Es increíble que personas con currículum que exhiben éxitos económicos intercalados con páginas que podrían integrar un prontuario, se reunen en retiros denominados pomposamente espirituales. Derraman un océano de autoelogios sobre ética, transparencia, honradez, cuando el pus de sus trayectorias se derrama lentamente por los agujeros de la cobertura mediática que los protege.
A la salida del retiro, en un manejo exquisito de la hipocresía, el Secretario de la Presidencia Fernando de Andreis, que tiene cuentas off-shore, explicó que su subordinado Valentín Díaz Gilligan no tiene cuentas off-shore, todo absolutamente desmentido por los documentos aportados por el diario El País, de Madrid. El Ministro de Endeudamiento Luis Caputo es propietario de empresas off-shore que tenían bonos de la deuda externa argentina, cuyo pago negoció siendo ya funcionario. Un ejemplo acabado de trasparencia y ética republicana.
Mario Quintana, uno de los Ceos gubernamentales más poderosos, tiene una visión indulgente con él y sus compañeros, según le dijo a Jorge Fontevecchia en un reportaje en Perfil del 14 de octubre del 2017: “Por primera vez en muchísimos años hay un gobierno de gente de bien, gente de trabajo…”
El cinismo llega al extremo que funcionarios de educación de la provincia de Buenos Aires recorren las escuelas del Tigre para recabar sus necesidades, cuando en realidad lo que quieren es cerrarlas y empiezan a hacerlo.
El retiro espiritual no los mejora, por si algún ingenuo tiene todavía esperanza de ello. Después de las 48 horas de meditación y reflexión, el Presidente realizó una conferencia de prensa en donde respaldó a los últimos funcionarios cuestionados (Díaz Gilligan que como el torpe marinero de la Isla de Gilligan fue tan burdo que finalmente fue sacrificado, sobre todo porque era marinero y no capitán, y Luis Caputo que han tapado los ruidosos affaires de Luis Miguel Etchevehere, Jorge Triaca, Juan José Aranguren y siguen los nombres). Con un desparpajo notable afirmó: “El apego absoluto a la transparencia es uno de los principales compromisos que he asumido. Por eso vamos a encarar como corresponde todo el suministro de la información hacia la Oficina Anticorrupción que encabeza Laura Alonso, que actúa con absoluta libertad en cada caso como debe ser y también a los requerimientos de la justicia. Nadie se enoje frente a una denuncia, debe presentarse a la justicia como hice yo y aclarar la situación.”
Hay más mentiras que palabras en esta afirmación. El periodista Santiago O Donnell, autor de “ArgenLeaks” y de ArgenPapers, este último en coautoría con el periodista Tomas Lukin sobre los Panamá Papers, declaró al quincenario Contraeditorial, reporteado por Victor Hugo Morales: “A Mauricio Macri le encontramos más de quince empresas off-shore y paramos de contar. …. El presidente contó una historia completamente falsa en los Panamá Papers y trató de decir que todo estaba explicado de una manera que no se condice para nada con la documentación que encontramos. Y eso me lleva a dos reflexiones: una es que si es tan evidente que no dijo la verdad sobre esto ¿en cuántas otras cosas no dice la verdad? Y la segunda reflexión es, si esto es supuestamente algo tan legal y limpio, entonces por qué lo oculta”
Si en plena crisis del 2001, hubo cipayos que proponían una banca off-shore, 17 años después avanzamos hacia un país gobernado por accionistas de empresas off-shore.
Aunque remanida, conviene recordar aquella frase de Abraham Lincoln: “Se puede mentir a pocos mucho tiempo, se puede mentir a muchos poco tiempo, pero no se puede mentir a todos, todo el tiempo.”