Si alguien tenía dudas sobre el acuerdo existente entre Mauricio Macri y De la Sota, la designación del funcionario delasotista  Gustavo Santoscomo futuro Ministro de Turismo  de la Nación la despejan totalmente. Lo que en términos jurídicos los abogados lo definimos como "un principio de ejecución de contrato". Honesto es reconocerlo que el cumplimiento por ahora es solo parcial. Que la reacción y disputa de distintos sectores gremiales impidió que otro funcionario ligado al gobernador accediera al gabinete nacional como Ministro de Trabajo. Incluso, en este sentido resultó infructuoso el lobby que algunos gremios cordobeses vinculados  al gobernador realizaron en favor de Jorge Lawson, a la postre víctima del frustrado intento.

Desde la perspectiva democrática cabe preguntarse: ¿Tiene derecho De la Sota ha decidir integrar el colectivo del  51%?, obviamente si. Incluso ahora tiene el argumento de la legitimidad que le da la circunstancia de haber trabajado por lo que la sociedad acompañó, en forma exigua,  pero mayoritaria.

Es el mismo derecho que tenemos quienes defendimos la propuesta del 49%,  de decirle a De la Sota que frente a dos alternativas diferenciadas decidimos ser leales a nuestras ideas, que fueron las mismas que él levantó para llegar a ser gobernador. Que más allá del discurso que sostenga para disimularlo, solo le interesó su especulación mezquina, desleal y acomodaticia a sus intereses personales y conyugales.

Tomando como base los grandes principios políticos, lo bueno es que 30 años de democracia van ordenando la sociedad, posibilitando el tránsito por andariveles que al ser diferenciados en lo ideológico, generan un debate democrático y enriquecedor en el seno de la comunidad. A la vez que ayuda a visibilizar en forma clara las conductas de los que lejos de aferrarse a esos principios, con los cuales se puede ganar o perder, hacen solo un culto a su conveniencia personal.

Con el agravante para De la Sota, que por tan solo poco más de dos puntos, su travestismo político lo paró en el mismo andarivel de Macri y sus aliados cordobeses, los mismos que habiéndolo denostado como corrupto en el pasado le competirán en el futuro.

Hace cuatro años que el gobernador no gobierna. Solo se preocupó para lograr una instalación nacional que lo posicionara como candidato presidencial. El resultado está a la vista. No hizo una cosa ni la otra. La sociedad le impidió ser candidato a presidente, a la vez que llegará el tiempo en que quede en evidencia el desastre en que deja la provincia.