No hay Milagro
El gobernador de Jujuy Gerardo Morales tiene un corazón de azúcar. No porque sea dulce y sensible, sino porque late con amor al grupo Blaquier, al Ingenio Ledesma. Es el presidente del radicalismo y como tal conduce el partido histórico reducido a vivir y actuar arrodillado al PRO. La degradación del partido es tan profunda que puede permanecer anestesiado ante las huestes de Mauricio Macri que abofetean sus hitos históricos más recordables. (In) Morales asumió e inmediatamente el tribunal supremo fue ampliado y ocupado por reconocidos militantes radicales hasta este momento. Y rápidamente encarceló a Milagro Sala, en principio con argumentos banales. Y dejando de lado la acumulación de imputaciones y procesamientos, es conveniente detenerse sobre la destrucción de la inmensa obra de la mentora de la Túpac Amaru: las gigantescas piscinas abandonadas, los emprendimientos productivos paralizados, muchas de las viviendas en estado de desidia. El odio gorila es histórico y se repite sistemáticamente. Recuerda a lo ocurrido luego de consumada la Revolución Fusiladora donde todas las obras en construcción del peronismo se abandonaron. Se destruyeron los pulmotores porque llevaban la inscripción “Fundación Eva Perón” y faltaron en la epidemia de poliomielitis del año 1956. Así también el “Elefante Blanco”, un edificio de doce pisos semiabandonado ubicado en Ciudad Oculta, del barrio de Villa Lugano en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires corrió similar suerte. Estaba proyectado para ser el hospital más grande de Latinoamérica, especializado en el tratamiento de tuberculosis. Pero luego del golpe militar de 1955 acabó abandonado. Fue completamente demolido, de forma manual, en octubre de 2018. En 1951, el gobierno de Juan Domingo Perón, decidió construir lo que por ese entonces se imaginaba sería el hospital de niños más importante de Latinoamérica y uno de los más completos del mundo, capaz de acoger a miles de pacientes. Se expropió un predio de 19 ha, frente al Hospital Alvear, perteneciente a la familia Etchevarne y pronto comenzaron los trabajos de edificación. El proyecto original contaba con cuatro edificios de varios pisos (nueve tenían los dos que se terminaron de levantar), con amplios salones, decorados por especialistas en psicología infantil. Derrocado el gobierno peronista en 1955, se paralizaron las obras faltando aproximadamente un año para su finalización. El lugar fue abandonado y lentamente ocupado por familias que lo fueron identificando como el "Albergue Warnes". Fue demolido en marzo de 1991.
Apenas algunos de los muchos atropellos y barbaridades que hicieron “Los Libertadores”, “Los Republicanos”, a lo largo de todo el país, capaces de bombardear a su propio pueblo con la complicidad de muchos de los radicales. En el presente (2017) cuentan dos fotógrafas (Silvana Lanchez y Laura González Vidal) en Página 12 que testimoniaron el antes y después de la detención de Milagro: “Cuando fui a Palpalá, por ejemplo, los vecinos me mostraron orgullosos que habían logrado esconder del arrase de Morales a la balanza para pesar bebés. Y cuando vemos el archivo de Silvana, nos damos cuenta que tenía una foto de una doctora pesando a un bebé ¡Es la misma balanza!, recordó González Vidal. Las fotos de las hamacas también son tremendas. Ella se paró delante de una hamaca reluciente, con chicos jugando, y yo me paré delante de la misma hamaca, destruida y vacía”. Mas recientemente, un medio muy crítico de Milagro como el diario la Nación del 18 de agosto del 2022 aparece una nota que entre otras cosas dice: “El barrio que fue la insignia del esplendor del poder de Milagro Sala muestra muy poco movimiento para un miércoles por la tarde. Las viviendas sociales que construyó la Tupac Amaru exhiben signos de abandono. … La réplica del templo Kalasasaya, que oficia como bienvenida a la barriada, sintetiza el abandono, con sus estatuas vandalizadas, grafitis de todo tipo, yuyos crecidos y paredes transformadas en escombros… “Veraneando con la Tupac”, se lee todavía en las paredes del complejo de piletas del ingreso del barrio. El lugar se conoce como “Parque Acuático Pileta” y, a primeras horas de la tarde, tiene como única postal de movimiento a una mujer apodada “La Peque”, que realiza tareas de limpieza.”
La muerte no embellece una vida como decía Borges, pero siempre merece respeto. Detenida desde hace 7 años, sujeta a todo tipo de humillaciones, a Milagro se le acaba de morir un hijo de 37 años. Tuvo que intervenir el Presidente de la Nación para que se le permitiera que el velatorio de su hijo se haga en su domicilio-prisión. Morales montó un gigantesco operativo de seguridad que incluyó la ceremonia íntima del velatorio, al punto tal que dos mujeres policías de civil estuvieron muy cerca, más dos policías varones. El cortejo fue un despliegue de efectivos armados con itakas. En el cementerio se limitó el ingreso de las personas que querían acompañar a la madre.
No hay Milagro. El odio hacia la negra que dignificó a muchos pobres es un crimen de lesa humanidad. Hay que castigarla, doblegarla y que sirva de ejemplo para todos aquellos que desafíen a los Blaquier y su imperio. Para ejecutar sus órdenes están los Gerardo Morales.
Carlos Pedro Blaquier, uno de los empresarios más ricos, se encuentra oficialmente procesado y a la espera de un juicio oral que puede no llegar nunca, por los secuestros y desapariciones ocurridos en 1976 en Jujuy en lo que se conoció como “La noche del apagón”, por haber facilitado las camionetas con las cuales se transportaron los secuestrados a Centros Clandestinos de Detención. Por supuesto que no padece las humillaciones a las que se somete a Milagro, haciendo realidad lo que afirmó el filósofo griego Protágoras, 400 años antes de Cristo: “La justicia es lo que el hombre rico dice que es”.
Suponiendo que fueran ciertas todas las acusaciones contra Sala, el bombardeo de sus obras demuestra claramente que no es la justicia lo que persiguen los Morales. Pasan los años, pasan las décadas y no hay milagro. Los (In) Morales aborrecen todo lo que huela a popular. Como siempre, como es histórico, cuando las circunstancias lo permiten bombardean, fusilan clandestinamente, siembran el país de campos de concentración y cuando no es posible usan el poder judicial como el ejército de sus intereses. No tienen ni tendrán piedad. No hay Milagro. Porque el odio no cambia de signo. Ese Milagro no es posible. Porque en la historia argentina nunca Lavalle deja de fusilar a Dorrego. Pero a pesar de todo, de intentar de conducirla a la muerte, Milagro resiste, buscando un radiante día de justicia.