La moda del desarrollismo
Sobre un partido que prácticamente entró en estado vegetativo desde la muerte de Arturo Frondizi y Rogelio Frigerio, luego de haberse reducido en los últimos años de la vida de ambos a un grupo de presión, queda atractivo y redituable desde el punto de vista de una pretendida modernidad, adscribir al desarrollismo y exaltar la figura del ex presidente.
El desarrollismo fue el intento fracasado y presuntamente superador del peronismo, movimiento que dividió la historia argentina en un antes y un después, intentando presentarse como el peronismo bueno, aquel que podía mantener los grandes avances de 1945 a 1955, amputando o eliminando las características negativas. En la síntesis hay cierto revival actual, un cierto parecido discursivo con el macrismo, pero es preciso señalar que tanto el peronismo como el desarrollismo intentaron un desarrollo capitalista con diferentes instrumentos, distintos actores sociales y en escenarios antagónicos. La Argentina es un país subdesarrollado, entre otros motivos, porque la burguesía nacional es débil, no surgió en forma autónoma sino sólo cuando el modelo agroexportador no pudo proveerse de los productos industriales; y renegando de sus convicciones lo hizo en defensa propia adoptando un proteccionismo que despreciaba. Como consecuencia de ello nació la industria de sustitución de importaciones que dio origen a los dos actores fundamentales de una sociedad capitalista: la clase obrera y la mencionada burguesía nacional. Pero ésta no tuvo como sus similares ingleses, franceses, alemanes o norteamericanos, la fuerza y la capacidad de apropiarse del estado y tener un proyecto nacional que englobe a la mayoría de la población.
El peronismo es un proyecto bonapartista que reemplaza o sustituye a la burguesía, y que intenta desde el estado de bienestar, hacer una transferencia de ingresos desde el sector agropecuario hacia el sector industrial (IAPI, congelamiento de los arrendamientos, Banco Nación) y a su vez una redistribución de una parte significativa de la renta nacional hacia los sectores asalariados. El modelo tiene como límite lo que se conoce como restricción externa, cuando las divisas que proporciona el sector agropecuario no alcanzan a cubrir las necesidades de insumos del sector industrial. Cuando la situación económica se deteriora, los sectores medios vinculados al sector servicios y profesiones liberales, alienados ideológicamente a las clases altas, fruto de una enseñanza colonial que lo facilita, constituyen la base popular de los golpes de estado y en ciertas situaciones de facilitar en democracia el acceso al gobierno vía elecciones que terminan atentando contra sus intereses.
El desarrollismo, en un escenario con proscripción del peronismo, llegó a un acuerdo con Perón exiliado, para que a cambio de la restitución de derechos otorgados durante el peronismo y conculcados por la Revolución Fusiladora, los peronistas votaran a favor de la UCRI (Unión Cívica Radical Intransigente). Hay que recordar que Frondizi fue un adversario tenaz del peronismo, pero cuando observó el resultado electoral de las elecciones para constituyentes en 1957, se dio cuenta que su única posibilidad de acceder a la presidencia era un acuerdo con Perón. El resultado de esa elección fue el siguiente:
En blanco ( la forma en que se expresó el peronismo): 2.115.861
Unión Cívica Radical del Pueblo ( presidida por Balbín): 2.106.524
U C R Intransigente (presidida por Frondizi):1.847.603
Conservadores: 582.589
Democracia Cristiana: 420.606
Democracia Progresista: 263.805
Partido Comunista: 228.821
El acuerdo se hizo y el desarrollismo venció en las elecciones de febrero de 1958, gracias a los votos peronistas.
EL DESARROLLISMO
El desarrollismo decidió tener al sector agropecuario de aliado, por lo que reemplazó una porción de los ingresos del mismo que se derivaban al sector industrial durante el peronismo, por la radicación de capitales extranjeros. Eso derivó en algunos conflictos entre la burguesía nacional y la extranjera. Cuando el desarrollismo perdió el nombre del partido que quedó para su gobernador en la provincia de Buenos Aires Oscar Allende, adoptó entonces el nombre de MID ( Movimiento de Integración y Desarrollo) que sintetizaba con precisión el sentido de su política: integración con la oligarquía y desarrollo para la industria. Todo ello en un escenario con fuerzas armadas visceralmente antiperonistas, con incumplimientos de parte del desarrollismo de promesas formuladas al peronismo, con la aplicación del Plan Conintes ( Conmoción Interna del Estado) que llevó a situaciones que ni siquiera se vieron en las peores dictaduras como la movilización militar de los obreros ferroviarios y los empleados bancarios.
Los constantes vaivenes llevaron al desarrollismo a aceptar ministros de economía incompatibles en principio con sus postulados como Álvaro Alsogaray, al tiempo que el acuerdo que celebró con el peronismo lo sometió a la animadversión de las fuerzas armadas y de ahí la innumerable cantidad de planteos militares. Cuando el 18 de marzo de 1962 el peronismo tuvo la posibilidad de presentarse a elecciones demostró que era imbatible lo que precipitó el derrocamiento de Frondizi.
Tanto el peronismo como el desarrollismo no contaron con el actor principal que es una burguesía nacional importante; pero mientras el peronismo crea un modelo viable en la medida que pueda superar la restricción externa, el desarrollismo no puede superar la dependencia que le origina su subordinación al capital externo y deja indemne el poder de los sectores concentrados del sector agropecuario.
LA MODA DEL DESARROLLISMO
No es una casualidad que Mauricio Macri se referencie en Frondizi en un momento que su plan de gobierno, instrumentado por gerentes de las grandes empresas extranjeras, se basa en la seducción del capital extranjero y en un desmesurado intento de endeudamiento, cuyo peso provocó la mayor parte de las crisis económicas en democracia. Además aquella vieja consigna desarrollista que fue carne + petróleo = acero, en la versión de su gabinete de representantes de corporaciones y Ceos puede reemplazarse con nombres propios: Ministro de Agricultura (Ricardo Buryaile - Confederaciones Rurales Argentinas) + Ministro de Energía (Juan José Aranguren- ex CEO de Shell) = Techint (Paolo Rocca). En la versión desarrollista aspiraba que las divisas de la exportación de carne y las que ahorraría el autoabastecimiento de petróleo pagarían la industrialización.
En medio de esta situación, no es de extrañar que Albino Gómez, un referente histórico del desarrollismo extinguido, autor de “Arturo Frondizi, el último estadista” haya escrito en la revista Noticias del 9 de enero del 2016: “Así las cosas, y gracias a sus continuos, sistemáticos y fervorosos errores, lograron que nuestro querido país, cinco décadas después de aquel irracional e injustificado golpe de Estado, se encuentra final e inmerecidamente, en la muy compleja situación política, económica y social que hoy nos abruma, con la pobreza, la inseguridad, el desempleo, el narcotráfico, y una enorme corrupción hasta hoy no castigada por falta de justicia de doce años de kirchnerismo, que hereda como pesadísima carga el gobierno de Mauricio Macri, cuyo comienzo tan moderado y auspicioso, además de citar como único presidente a Arturo Frondizi en su discurso inaugural, nos devuelve la esperanza de que con la ayuda de todos que reclama, vuelva a poner a nuestro país en el alto lugar que merece el histórico destino que nos legaran nuestros próceres”
La cita de Albino Gómez es una buena explicación de por qué el desarrollismo terminó siendo una secta, diluyendo un partido político, reduciéndose a un grupo de presión cuya máxima aspiración era intentar colocar un ministro de economía en un gobierno. La mención de Mauricio Macri a Arturo Frondizi lo ha predispuesto exageradamente al punto de considerar un operativo de demolición en algo moderado y auspicioso.
Si a esto se agrega que en el gabinete, uno de los pocos políticos es un nieto de Rogelio Frigerio, los que pretendieron ser una página transformadora de la Argentina, ahora los supérstites se conforman con una cita al pie de página.
Desde Clarín, diario que durante muchos años dirigieron los desarrollistas, orientados por Rogelio Frigerio, siguiendo la última línea editorial de su fundador Roberto Noble, hasta que fueron desalojados por Héctor Magnetto, uno de los empleados más aplicados y obsecuentes, el periodista Marcelo Bonelli escribió el 8 de enero: “La misión de Macri a Davos es clave para el Gobierno: el Presidente quiere utilizar ese Foro para despejar las dudas que existen internacionalmente sobre su capacidad política de llevar adelante una estrategia desarrollista.”
No parece ser esta la situación, pero si lo fuera, Carlos Marx lo anticipó hace un par de siglos, al inicio de su libro “El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte: “La historia se repite dos veces, la primera como tragedia, la segunda como farsa”