El sueño del frente pan-opositor
La estruendosa ruptura de Carrió con FAUNEN debe leerse en el marco de una estrategia electoral de las corporaciones económicas. De hecho, tal estrategia comenzó a resultar ostensible algunos días atrás cuando referentes políticos y mediáticos dieron visibilidad a encuestas que hablan del crecimiento de la imagen positiva de la presidente. En este sentido, de lo que se trata es de, ante la posibilidad de un nuevo triunfo kirchnerista, compeler a los diferentes actores de la dirigencia política no oficialista a conformar un frente pan-opositor que en su armado ideal llevaría a Macri como candidato a presidente, a Massa como candidato a Gobernador por la Provincia de Buenos Aires, y a los radicales haciéndose fuerte en algunas provincias gracias a la conjunción de sus bases locales y el arrastre que generaría un candidato con buena performance nacional. Visto desde el más puro pragmatismo este armado favorecería a todos los interesados: porque Macri no puede ser presidente sin estructura en las provincias, Massa está “planchado” y queriendo ir por el premio mayor puede quedarse sin nada, y los radicales tienen estructura en las provincias pero no tienen candidato ni a presidente ni a gobernador de Buenos Aires.
Por ello es que la reacción de Carrió no debe leerse en clave de paciente psiquiátrica sino como una expresión más de los dueños de la Argentina intentando domar a una oposición que no difiere en programas de gobierno sino en ambiciones personales. Prueba de que la acción de Carrió obedece a ello es que su desplante sucedió un día después de que la UCR, con toda la tibieza del caso, determinara orgánicamente que solo por ahora no haría un acuerdo nacional con el PRO. Lejos de entenderse como una convicción programática tal decisión es simplemente una estrategia para la negociación futura pues entregarse al PRO en noviembre significaría menor margen de maniobra para acordar cargos y espacios en las listas. Pero esos tiempos, claro está, no concuerdan con la ansiedad de las corporaciones, ansiedad que históricamente no se ha llevado bien con los tiempos de la política y la democracia.