A tan sólo 97 días para que en Brasil comience la máxima competencia de fútbol, la situación social se va complejizando, diferentes problemáticas sociales que emergen. El avance del narcotráfico, hoy tan debatido en nuestro país, se ha ido incrementando año tras año y tiene a la hermana nación como una de las veinte mayores productoras de droga del mundo desde el año 2007.  Con una frontera caliente al ser país limítrofe de Bolivia, Perú y Paraguay, el desafío para mantener todo controlado cuando los ojos de todo el mundo se posen sobre ese territorio es uno de los máximos objetivos del gobierno de Dilma Rousseff.

El grupo narco que hoy desvela a la seguridad brasilera tiene por nombre “Primer Comando de la Capital”. Formado en los años noventa por presos que buscaban defender los derechos de la masa penitenciaria y actualmente constituidos como el mayor grupo delictivo del tráfico de drogas, ha lanzado la amenaza de que pueden llegar a “parar” el mundial si sus cabecillas son trasladados a una prisión de máxima seguridad, tal como el gobierno paulista había anticipado.

La decisión de la trasferencia de los reclusos había sido tomada por el gobernador Geraldo Alckmin (del Partido de la Social Democracia Brasileña, opositor al Partido de los Trabajadores de Dilma) ya que un informe de inteligencia revelaba la intención de realizar una fuga de integrantes de esa organización narco mediante un rescate organizado por ese mismo grupo delictivo.

Ahora la cuerda se ha vuelto tirante y la situación se dirime entre amenazas y amenazas. Hace pocos días, aparecieron once vehículos incendiados en ciudades del interior de San Pablo. Esto ha hecho que la seguridad se refuerce en toda la región y mayormente en la cárcel donde se encuentran estos importantes reclusos. La paranoia que rige es tal que las visitas a esa prisión han disminuido a la mitad por temor a una rebelión y que pueda llegar a producirse algo similar a la masacre de Carandiru, cuando 111 reclusos murieron a causa de una feroz represión policial en ese servicio penitenciario que se encontraba en el centro de San Pablo.

Mientras se apunta que la producción de marihuana en Paraguay estaría incrementándose dada la cercanía con el mundial de fútbol y el desarrollo del carnaval de Río de Janeiro, la política presta atención a que nada se desajuste de cara a la cita futbolera. Claro que hay excepciones, como el diputado y ex jugador Romario, hoy más noticia por su negativa a realizarse el control de alcoholemia y por su perfomance sexual que por alguna proyecto presentado.  Cualquier similitud con algún legislador local es pura coincidencia.