Saborear una comida; un postre, una bebida; por lo menos para mí necesita de tiempo, de un escenario, de un contexto, de paciencia y de cantidad…

La situación se dio un hace un par de sábados en una fiambrería muy coqueta cerca de mi casa, y a la que le está yendo muy bien porque siempre está llena.

Me fascinan los aromas de las fiambrerías; como los de las ferreterías y las farmacias. Juro que, de poder, me llevaría una unidad de cada cosa cuando entro a alguno de estos lugares.

No hace falta agregar como es que te miran los frascos de aceitunas rellenas con caras de “llevaaaame, llevaaaaame”, y los quesos que recostados en la heladeras, o posando sobre los mostradores, son tan eróticos como un desfile de Victoria's Secrets.

Ir a una fiambrería es como ir a una Creamfields de calorías. No solo tenés los diferentes crudos, pastrones y pavitas, sino que también hay una generosa oferta de panes que no hace más que generar en nuestra mente, una orgía interracial de embutidos, patés y frutos secos.

No obstante; nos queda, en el FiambreTour visual, recrear la vista con la posibilidad infinita para maridar los bocadillos. Bebidas espirituosas, vinos más o menos caros y demás aperitivos que aumentan el agua que empieza a brotar de nuestras bocas.

La cuestión es que cuando me llega el turno; empiezo pidiendo 250 gr de queso de máquina tipo dambo. Había dos marcas que me dieron a elegir y, ante mi duda, que tampoco era tanta, se dio una situación que es la que da pié a este encuentro semanal; la señora que me atiende corta una feta y me da de probar. Corte. Veamos la imagen general; el local lleno, de golpe hace silencio y espera mi veredicto… ¿Qué se supone que voy a decir? ¿No me gusta? Soy cliente de la fiambrería y voy a volver!!! Además ¿Cómo voy a determinar la calidad o gusto propio de un queso con tan solo una feta? Supongamos que justo ese día yo me hacía presente en el local con un humor de perros ¿Cómo me va a parecer el queso? El queso o cualquier otra cosa que me den a probar… o me permito dar vuelta las posibilidades; ¿Qué pasa si estoy de maravillas con la vida y en realidad lo que me den de probar no me gusta y me lo llevo porque estoy optimista?

En definitiva; pienso hay cosas que hay que probar algunas cosas más veces; en diferentes situaciones y con gente diferente.

¿Podríamos determinar si somos buenos amantes con tan solo un beso?

Ojalá tengamos todos, una buena semana.