Boca es Boca, y no es poca cosa.
Se acerca la semana más especial para el hincha de Boca, la más esperada. Atrás quedará victoria ante Quilmes en La Bombonera y el nivel de un equipo que todavía busca su forma. Serán esos días en los que no se hablará de otra cosa que no sea el Superclásico.
El rival viene encumbrado, pero cuando empieza a avizorarse  la casaca azul y oro comienzan las dudas en la vereda de enfrente. El equipo del ‘Vasco’ está en plena formación, sabe lo que importante que es poner cada cosa en su lugar. Quizás no sea el mejor Boca de los últimos años y seguramente el rival del próximo domingo haya encontrado el nivel más alto de los últimos años. El conjunto de Gallardo tuvo dos experiencias ante ex Boca en las últimas fechas y no hubo caso, no les pudo ganar a Palermo y Guillermo.
Se dice  y se repite hasta el cansancio que los Superclásicos son partidos aparte, que no importa cómo llega cada uno y que la suerte que corra cada equipo dependerá mucho de cómo se despierten ese domingo los jugadores.
Arruabarrena sabe lo que es jugar esta clase de partidos, ha estado en duelos coperos en los que Boca siempre salió airoso. Hay hambre, hay sed de revancha. Hay toda una historia detrás de la camiseta ‘Xeneize’, hay honor, colores que defender. No hacen falta videos motivacionales, el solo hecho de ponerse la camiseta más importante de América es motivo suficiente para dejar la vida en cada pelota el domingo que viene.
El campeonato parece lejano, las chances cada vez más reducidas de aspirar a luchar en el torneo doméstico. Los ‘Primos’ se ven victoriosos con su equipo que es un ‘relojito’ y el duelo del próximo fin de semana puede ser una bisagra.
Serán once los tipos que se pondrán una camiseta azul con una franja amarilla que saldrán a estar a la altura de la historia. Pero al margen de cualquier cuestión, a no olvidarse, Boca es Boca. Y no es poca cosa.

Se acerca la semana más especial para el hincha de Boca, la más esperada. Atrás quedará victoria ante Quilmes en La Bombonera y el nivel de un equipo que todavía busca su forma. Serán esos días en los que no se hablará de otra cosa que no sea el Superclásico.

El rival viene encumbrado, pero cuando empieza a avizorarse  la casaca azul y oro comienzan las dudas en la vereda de enfrente. El equipo del ‘Vasco’ está en plena formación, sabe lo que importante que es poner cada cosa en su lugar. Quizás no sea el mejor Boca de los últimos años y seguramente el rival del próximo domingo haya encontrado el nivel más alto de los últimos años. El conjunto de Gallardo tuvo dos experiencias ante ex Boca en las últimas fechas y no hubo caso, no les pudo ganar a Palermo y Guillermo.

Se dice  y se repite hasta el cansancio que los Superclásicos son partidos aparte, que no importa cómo llega cada uno y que la suerte que corra cada equipo dependerá mucho de cómo se despierten ese domingo los jugadores.

Arruabarrena sabe lo que es jugar esta clase de partidos, ha estado en duelos coperos en los que Boca siempre salió airoso. Hay hambre, hay sed de revancha. Hay toda una historia detrás de la camiseta ‘Xeneize’, hay honor, colores que defender. No hacen falta videos motivacionales, el solo hecho de ponerse la camiseta más importante de América es motivo suficiente para dejar la vida en cada pelota el domingo que viene.

El campeonato parece lejano, las chances cada vez más reducidas de aspirar a luchar en el torneo doméstico. Los ‘Primos’ se ven victoriosos con su equipo que es un ‘relojito’ y el duelo del próximo fin de semana puede ser una bisagra.

Serán once los tipos que se pondrán una camiseta azul con una franja amarilla que saldrán a estar a la altura de la historia. Pero al margen de cualquier cuestión, a no olvidarse, Boca es Boca. Y no es poca cosa.