No voy a analizar la escalada de precios que se desató a partir de generarse la posibilidad de triunfo de Mauricio Macri con su propuesta devaluatoria. Propuesta que fue planteada durante el discurso de campaña como inocua en sus efectos. Dijeron que simplemente se blanquearía una situación existente. Que llevar el dólar de $9 a $14 pasaría prácticamente inadvertido.

No voy hacer hincapié en lo que ya de forma directa está impactando en el bolsillo de los argentinos y las consecuencias indirectas e inmediatas que esto tendrá en la retracción del consumo.

A lo que quiero referirme es al Dólar Futuro. El mercado funciona por diferencial de pesos, es decir, quien vende dólar a futuro paga el diferencial del precio que se registra al vencimiento del contrato con el precio al que se vendió a ese futuro de dólar. Para entenderlo claramente: "si el precio del dólar hoy es $ 9,75 y yo lo vendí hace  tiempo a $ 9,72 me corresponde pagar $ 0,03, multiplicado por la cantidad de contratos que vendí.

Se trata de un instrumento financiero muy utilizado y que hoy ha recobrado mucha visibilidad ante la inminencia de la devaluación y el efecto que tendrá en el BCRA. Muy simple, si en el interín en que la operación transcurre se produce una devaluación, el impacto en pesos es exactamente equivalente al porcentaje de dicha devaluación. En el ejemplo anterior me referí a un diferencial de $0,03, pero si ahora suponemos que el dólar, en lugar de tener una administración controlada por el Estado como lo hacía el gobierno anterior, se libera al mercado y se produce una devaluación del 50% y cada dólar oficial pasa a valer  $14,  la deuda en pesos crecerá en ese mismo porcentaje, es decir el 50%.

Esto tiene un impacto directo y sumamente gravoso en el BCRA y en la economía del país, por los dólares a futuro que deberemos pagar. En un primer momento trascendió que se les haría quita a los tenedores de esos dólares futuros, casi en su totalidad en manos del sistema financiero. La respuesta no se hizo esperar y el propio sistema financiero como gato embravecido hinchó el lomo dispuesto a dar la pelea y denunció que íbamos hacia un nuevo default. Estábamos en los umbrales de una confrontación. Otra más de las tantas a las que el gobierno anterior nos tenía "acostumbrado y cansado".

Pero ¡TRANQUILOS ARGENTINOS!  Queridos conciudadanos el diálogo y la racionalidad están poniendo limites a las constantes peleas. La mesa del consenso comenzó a dar su resultado. Habrá acuerdo y la sangre no llegará al río.

¡Ahhh!, me olvidaba de un pequeño detalle. De comentarles que además del diálogo le tenemos que pagar a los inversores del sistema financiero nono menos de 30.000 millones de pesos extra, y que quienes están negociando en representación del Estado como funcionario del gobierno de todos los argentinos son los mismos que hasta no hace mucho tiempo estaban vinculados a quienes ahora le pagamos. Lo que se dice ¡una joyita!