¿Los culos o los muchachos?
La empresa Reef decidió no hacer más su concurso emblema y en esta nota planteo el debate. ¿Es mejor prohibir estas cosas que promover igualdad? ¿Repite estereotipos? ¿Es sexista? ¿Es feminista? ¿Está bien? ¿Está mal? ¿Me tienen que dejar de gustar los culos?
La empresa Reef decidió dejar de hacer el concurso de las colas. Este 2017 no van a haber colas (mujeres) compitiendo a ver quien tiene el traste más gordito, más redondo, más perfecto, más alejado de las colas comunes, de esos culos que ves en la calle, que van y vienen, flacos, fofos, con cositas, hermosos. Dejan de hacerlo porque "promueve la conciencia social sobre el sexismo y la violencia de género".
Esta nota tiene dos miradas. Dos planteos, dos posturas. No soy idiota, o no al menos por esto, simplemente cuento acá mi debate interno y por qué me parece interesante.
¿Qué es el sexismo? Es cómo la sociedad nos cuenta que tenemos que ser las mujeres. Lo que desde chiquitas y chiquitos mamamos. Es lo que nos enseña esta sociedad que tenemos que ser, que decir, que hacer y que desear de acuerdo a nuestro género. La violencia sexista simbólica es esa Barbie que solo tiene que ser linda y hace que las nenas desde los CINCO AÑOS se angustien porque tienen pancita y crean y se preocupen porque si no son flacas su vida como mujer será una desgracia. También es el rosa, las tareas del hogar, la juventud, la pureza, la virginidad, nuestro cuerpo como un trofeo, como algo histérico que siempre dice que no pero que en realidad quiere. Y las mujeres en publicidades de productos de limpieza y la presentación de nosotras al mundo como un artículo (guiño) más, como algo que acompaña y decora el resto de las cosas que son, siempre, masculinas.
Los culos en los medios de comunicación (empresas) y en la publicidad no tienen una relación directa con la subestimación de la mujer, la subordinación, el sexismo y el acoso, pero sí son parte de una estructura gigante que subestima, juzga, ubica y estandariza. El periodista Leandro Murciego habló sobre el concurso Reef en La Nación ya que cubrió el evento varias veces. "A mí siempre me pareció un circo. Más aún el concurso de Snowboard de Reef en invierno, en Bariloche, porque era más violento. Las mujeres estaban en bikini en medio de la nieve. La muchachada se ponía convulsionada, en general este tipo de concursos tiene animadores que incitan a la gente a exaltarse. A veces desde el público les tiraban arena a las chicas que estaban en el escenario y había que calmar las aguas", cuenta. En ese lugar, frente a toda esa gente, las chicas en bikini recibían silbidos, guarangadas y, al final, todo se tornada violento.
Eso es lo que termina pasando. El impulso sexual del hombre, un culo gigante que va y viene, (porque la cara de esas chicas no se ve para que se pueda vender esa cola a todo el mundo) y este sistema que no solo no ayuda sino que alienta al impulso de los hombres a decirles cosas, a que puedan, cuando encaran, tocarlas de una, querer chapárselas sin siquiera preguntarles si quieren (a qué chica no le pasó en el boliche). ¿Pero sacar a las mujeres del escenario porque los hombres no se pueden contener no es lo mismo que decirles a las chicas que no salgan solas a la calle de noche porque las pueden violar? Sí.
Acá vamos. ¿Qué pasa con las chicas que quieren mostrar su cuerpo? ¿Por qué les vamos a prohibir eso? Me pongo nerviosa, es realmente ésta cuestión separa al feminismo todo, decidir sobre el cuerpo de la mujer para evitar machismo o dejarlo libre y atacar por otro lado. Considero que sos la dueña de todas tus células (?) y que podés hacer lo que quieras con eso, pero pienso que el eje no es con vos sino con los medios de comunicación, las publicidades, las empresas. En el manejo responsable de la noticia. No estoy en contra de que las mujeres se desnuden si quieren hacerlo sino que los diarios y las agencias muestren eso como una noticia o un mero producto.
AHORA. ¿Por qué está mal que venda su orto por la web, en un concurso o en la calle? No soy abolicionista, no me creo más que nadie ni tengo a la moral de la vagina en un estante como para prohibirle a una mujer que haga lo que se le cante. Que si quiere sacarle provecho a esta relación sexual desigual de los géneros lo haga, que si quiere apropiarse por completo de su sexualidad y venderla, lo haga.
Entonces me confundo, porque la decisión de la libertad individual por sobre el general me pasa por encima. Porque a su vez odio el cuerpo de la mujer hipersexualizado, detesto que las mujeres sólo y muchas veces aparezcan en tetas en los portales de noticias y no se le dé (el mismo)lugar a chicas recibiendo premios. Me molesta que aún en el inconsciente colectivo la belleza sea la única posibilidad de una mujer de progresar, que no nos den, de pequeñitas, otras herramientas.
Hay feministas a favor de los culos en las revistas y lo que plantean es que también debería haber culos de hombres, que debería ser igualitario así la cosificación por género desaparece.
¿Qué haya hombres y mujeres semidesnudos estaría mejor? La verdad es que no lo sé. Tal vez sí, tal vez sea por ahí. Pero, primero, siempre es la cosificación de los cuerpos lo que se consigue. Segundo, no es el hombre objeto de deseo a nivel estadística. Todavía a muchas mujeres les cuesta tocarse, masturbarse, creer que son capaces de ser objetos deseantes que a su vez desean. Este sistema aún educa a las nenas para que sean calladitas y a ellos para que conquisten el mundo. A nosotras a disimular nuestro placer, a ellos a exponerlo hasta en la vía pública. Es ahí donde hay que apuntar.
La idea de que el hombre es el que consume porno, por ejemplo, es ya vetusta que parece increíble que aún, en los sitios de pornografía más famosos del mundo, cuando entrás a “categorías” aparecen mujeres en todas las portadas. TODAS, menos la de porno gay, son chicas. TO-DAS.
Pero hay otra cuestión que tiene que ver con la empresa, el consumo y lo que éstos le dan a la gente. El eterno el huevo o la gallina. ¿Son los medios- las empresas y las publicidades malos muy malos caca feos malignos? No. Lo que vende es lo que muestran. ¿Son de alguna manera víctimas de eso y sólo un espejo? No. Hay muchísimas empresas que aunque sepan que la cultura cambió, no cambian por miedo a perder dinero. Y si bien los números se mueven, evidentemente no tanto como para modificar la línea. Las publicidades lo están intentando y es paulatino, pero aún falta montones.
Sé que esta columna va a traer críticas, pero también estoy segura de que el debate es necesario y que tanto los medios como las grandes empresas vienen atrasadísimos. Como si no se hubieran enterado de que las mujeres ya no debemos ser bellas y hermosas esposas y madres, sino que además somos individuas productivas, profesionales y socialmente activas. Como si no se hubieran enterado de que hace cincuenta años comenzamos a salir a la calle a las mismas horas que salen los hombres, a hacer exactamente lo mismo sin recibir, claro, el mismo salario.
Creo que lo importante, más allá de todo esto, es que una marca conocida por los culos de mujeres, decida por motu propio no hacer el año próximo ese concurso tan característico. Es que eso habla de que este debate tan rico e interesante caló hondo. Que el NiUnaMenos movió la vara. Que una empresa decida cambiar su estrategia o que las publicidades sean otras, estemos o no de acuerdo con la dirección, habla del cimbronazo que causa el movimiento de mujeres. Dice mucho del feminismo, de estos años y de la lucha.
Somos el movimiento más revolucionario que conocí y ser parte de eso es hermoso.