Un Luna Park repleto coreó los temas de Snarky Puppy con pogo incluído
Cerca de 10 mil almas de fino gusto musical se dieron cita en el mítico estadio: el grupo de jóvenes y talentosos músicos estadounidenses desparramó sus mágicos recursos, entre los más sublimes cambios de climas y las melodías que los argentinos cantaron como si se tratara de una tribuna. Una noche memorable.
Llegar tarde a un recital muchas veces hace que uno demore en introducirse al trance propuesto por los artistas: cuando entré al Luna Park anoche, pidiendo permiso entre la multitud, me pude acomodar a pocos metros del escenario y podía conversar con mis amigos, sin la necesidad de subir el tono de mi voz. Y es que Snarky Puppy no necesita volumen para hacer que su público se ponga de la cabeza en un pogo frenético.
La ronda y los empujones comenzaron un poco después, pero en los primeros instantes me vi en un pozo maravilloso de ejecuciones a volumen piano: un agujero lleno de sentimiento, talento y versatilidad de improvisación en el que los presentes se colgaron de líneas fantásticas, como preámbulo de estallidos de bronce y golpes de cueros.
Los Snarky Puppy tienen el don de clavar los frenos a su antojo, pero el escucha jamás pegará el cabeceo que la fuerza de inercia le provoca a los acompañantes del automovilista. De hecho, cada vez que eligieron sacudirnos los oídos con silencios que dividían bases rítmicas -entre momentos melosos de doble flugel y brillantes golpes de cueros latinos- disfrutamos esos instantes en que nadie tocaba pero el swing groovero aparecía en su máximo esplendor.
Como adelantamos en la entrevista con el integrante argentino, el percusionista Marcelo Woloski, anoche debutó en vivo la primera -no lo puedo asegurar, pero es inevitable pensar que lo fue- chacarera ejecutada y arreglada por extranjeros, en compañía de un porteño pegándole al bombo legüero.
El momento gracioso de la noche que multiplicó carcajadas inmediatamente, fue cuando Michael League -bajista y líder- tomó una gallina de goma que voló desde el público, de esas de cotillón que emiten sonidos de dibujitos animados, y la hizo cantar al micrófono.
Cada uno de los solos fue una canción improvisada aparte, cada instrumentista eligió su atmósfera y nos empujó dentro de su burbuja: Chris McQueen le puso distorsiones y punteos rockeros a lo que engloba un espectáculo de jazz, Mike Maher y Jay Jennings se fusionaron con sus trompetas y flugels y más tarde la rompieron zapando en Matienzo, Chris Bullock pasó de la sensualidad al clima cuasi borrachero en su saxo, Jason Thomas dejó a todos con la boca abierta con sus veloces brazos en la batería y Michael hizo vibrar su bajo en los miles de pechos que observaban sus guiños.
Luego de la ovación final, los pibes se fueron a festejar haciendo más música y a disfrutar de los argentinos que se dieron cita en el centro cultural de la calle Pringles, para participar de una jam gratuita con un increíble ambiente. Así se diluyó una noche impresionante, entre flashes de cracks musicales y expresiones de "no puedo creer lo que tocan estos muchachos" repetidas en los rostros del público. Gracias Snarky Puppy, gracias por mantener la fe y demostrar que lo nuevo está llegando, que la creatividad está más viva que nunca.
Ayer despues de esas entradas costosas, Snarky Puppy vino a zapar al @cc_matienzo GRATIS. Grabé un ratito: https://t.co/aFk11LmW8E
— Janokis (@janokis) marzo 10, 2016
Fotos: Freakandsmart - Facebook