Glenn Hughes y Doug Aldrich la rompieron con clásicos de Deep Purple y Whitesnake
Mostraron su toque único junto al buen batero Pontus Engborg, para desgranar clásicos de Deep Purple, Trapeze, Whitesnake y propios.
"Hace bastante tiempo que nos conocemos con Dough, cada uno por su camino, pero este es el momento de la unión y ustedes son los privilegiados de escucharnos", pronunció Hughes desde el escenario.
Se escucharon "Stormbringer", "Sail away" y "Mistreated" de Purple y algunos propios como "Orion", que sale de los cánones del rock clásico que los hizo famosos, y le dieron un poco de funky al hard al que nos tienen acostumrbados.
Interpretaron "Way back to the Bone" de su etapa al frente de Trapeze y su paso por aquel supergrupo Black Country Communion (Jason Bonham, Joe Bonamassa y Derek Sherinian), quedó vigente con "One last soul".
Hughes hizo honor a la calificación como "la voz del rock", ya que su estilo se pasea sin problemas con el heavy metal, el hard rock y lo melódico, como quedó mostrado en su interpretación de "Good to be bad", de Whitesnake y con el lucimiento de la viola de Aldrich, y "Can't stop the flood", del álbum "Bullding the machine".
“Good To Be Bad” de Whitesnake y “Can’t Stop The Flood”, del disco que Hughes editó en 2001 como solista (“Building The Machine”), trajeron a escena hard rock matizado con blues.
El broche de oro llegó con una versión sin desperdicio de "Burn", de Deep Purple.