Entrevista con las canciones del Indio Solari (III)
"Cada pequeña muerte" se le llama en Francia al orgasmo, aunque pensar la partida de esta vida en cortas y breves entregas como ciclos sea una tentación. Como el Indio no dará más notas y anunció que sus canciones hablarán por él, Diario Registrado se atreve a entrevistar o dialogar con los temas de su último cd.
Tras reflexionar sobre la letra de "Amok Amok" -tuvo algunos retoques tras la polémica, podés releerla-, y "Las supersticiones traen mala suerte", es el turno en esta tercera entrega de "Cada pequeña muerte", tal como llaman al orgasmo en Francia, "La Petite Mort".
Ahora bien, la idea de que la muerte -a la que el Indio le escribió en sus anteriores cd "La muerte y yo", "Y mientras tanto el sol se muere" y "No todo lo que reluce es Dios", viene en pequeñas entregas también es valedera.
Ya Luca Prodan en su cd Perdedores Hermosos grabó un tema llamado La Pequeña muerte, que reza: "Así que estoy igual que yo: solitario, triste y gratis, para elegir mis muertes pequeñas del día a día".
El escritor uruguayo Eduardo Galeano, en su libro de los abrazos, escribió sobre la pequeña muerte, como se refieren al orgasmo los franceses. Es que según los galos "allí algunas mujeres pierden la consciencia durante unos segundos. Un instante de separación del propio cuerpo, de movimiento y tranquilidad a la vez, de excitación y paz".
Así comienza la canción: "Se va, se apaga tu dolor, ya no te protege ahora. Al final, tu herida sanó, me siento indefenso". Algo se va, y con eso se apaga el dolor, ¿la vida es dolor o el deseo inatajable es dolor? Verdad que hay cierta indefensión cuando la herida sexual sana.
Y en seguida la frase que hace referencia al orgasmo: "Mi tempestad privada amainó, con cada pequeña muerte". La libido como tempestad privada que se relaja cuando el orgasmo sucede. Cada pequeña muerte, a la que sigue la resurección y la vuelta a la vida.
"Algo en tu interior murió, la bendita luz, la que se filtró una vez, y me iluminó". Algo muere, es como una luz que bendice, que se filtra como esperma e ilumina, da vida ¡puf!
De sólo pensar el momento de los cuerpos sudados, pegados, nariz con mejilla, boca con boca, corazón y pecho, todo como uno solo, en un instante. Y un susurro: "Te voy a confiar, mi amor, algo en voz baja, muy al oído".
La confesión que sigue puede ser la continuación de un texto del mexicano Octavio Paz, quien dedicó un libro a la sexualidad, erotismo y amor -llamado La doble llama-, donde plantea que "el amor es un nudo en el que se atan, indisolublemente, destino y libertad".
La letra de la canción -esa confesión "en voz baja, muy al oído", parece continuar esas líneas: "Voy a irme lejos de vos cuando me desates, nena. Me iré al lugar que me aburra más, para limpiarme sin sanar". Y puede que no exista lugar, mucho menos que sea divertido, a dónde ir a "aliviarse" después de haber aterrizado.
Y repite, la música y la letra, hasta el final: "Algo en tu interior murió, la bendita luz, la que se filtró una vez y me iluminó".