LODGER (David Bowie, 1979)

Inquilino. En mi temprana, esperanzada, curiosa, sufrida y recontra tierna adolescencia, el destino puso en mis manos el disco 'Lodger' (debería decir caset). Y fue especial, sutil, pequeño y a la vez revelador. Revelador en lo íntimo (El hincha de Bowie se apasiona más hacia más adentro que hacia afuera).

Año 83, época de 'Let Dance', calculo que salvo eso, de Bowie había escuchado poco y nada. Una tía de un amigo heavy metal que no entendía por qué me gustaba The Police, viajaba cada tanto a Europa y le traía música que acá no se conseguía, y un día mi amigo me da un caset y me dice: “Tomá, te lo regalo, a vos te puede gustar”. “¿Qué... ¿Estás seguro?... Bueno, gracias”. Y me encantó a la primera escucha, al toque lo sentí como propio y parte de mi mundo, creo que se me metió el sonido, la atmósfera: al principio, los temas rockeros del lado dos (si pendejo, el lado dos).

Hoy sé que es el último de la trilogía berlinesa ('Low', 'Heroes', 'Lodger'), que se diferencia bastante de los dos anteriores porque no tiene un lado instrumental, que cerró una época de Bowie en sociedad con Brian Eno, y que varios críticos lo consideran por debajo de los otros dos. Es menos innovador, pero como casi siempre, Bowie le escapa a la repetición de la fórmula anterior y corta la tendencia, con canciones que en su mayoría llegan al oído con menos atajos que con sus hermanos mayores 'Low' y 'Heroes' (digo, salvo 'Sound of Vision' y 'Heroes'). Bueh, para ser honesto, en mi caso, es el primer amor y tira.

Bowie se siente un 'Lodger' (inquilino), alguien que no se asienta en ningún lugar por mucho tiempo y está en constante movimiento, entre la insatisfacción y la voracidad por explorarlo todo. 1978 fue año de gira y viajes por diferentes países, y el lado uno del disco lo refleja.

En 'Move On' canta: “A veces necesito seguir adelante. Soy solo un hombre que viaja, tal vez es un truco de la mente, en alguna parte hay un cielo azul, en alguna parte hay un océano”. Africa está presente en el hipnótico y precursor de la World Music African night flight, lo mismo que Turquía en el genial y singular reggae 'Yassassin'. 'Fantastic Voyage' abre el disco, es una de mis favoritas, y allí se refiere al viaje humano que está en peligro por la amenaza de una guerra nuclear. “Estamos aprendiendo a vivir con la depresión de alguien. Y yo no quiero vivir con la depresión de alguien”.

En Red Sails, con un ritmo trepidante, nos sube a un viaje por el océano, entre truenos y un tremendo solo de guitarra de Adrian Belew al final. Además del aporte esencial de Brian Eno, una vez más está Tony Visconti en la producción, Carlos Alomar en la guitarra, y es hora de poner eject y dar vuelta el lado (dios, que no se trabe la cinta).

Violines y un desafiante y agresivo riff de guitarra nos llevan al irónico y burlón DJ: “Soy un DJ y soy lo que pongo” (Para disgusto de Pappo, las traducciones de 'Play' dicen “toco” en lugar de “pongo”). Después viene la acelerada y demoledora 'Look back in anger', y luego 'Boys Keep Swinging', que fue la más difundida y es una ingeniosa, bailable y divertida crítica al machismo (en el video queda claro el mensaje), y marche otro solazo de viola al final. 'Repetition' es la más conceptual del disco, ya que letra y música se funden creando un clima que cuestiona la rutina, y el broche final es la turbia y atrapante 'Red Money', que es una adaptación de una canción de Iggy Pop, pero con otra letra.

En síntesis, adoro casi todas las canciones de 'Lodger'. Bowie dijo una vez: "Solo soy una persona que piensa que nadie debe calificar mi trabajo. Estoy trabajando para mí". Pido disculpas, pero parte de mi trabajo es calificar, y lo que viene está hecho con amor.

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