La voracidad del poder político nunca llegó tan lejos, o al menos, nunca se encontraron pruebas de una maniobra tan espeluznante. Del mismo modo en que operan algunos medios -sobre todo los monopólicos- EEUU intentó provocar una revolución juvenil, sosteniendo económicamente un proyecto musical que pusiera a la juventud de la isla en contra del gobierno de Raúl Castro.

A principios de 2009, el gobierno estadounidense envió a Cuba a un promotor musical serbio con la orden de reclutar a uno de los raperos más conocidos de la isla y, con él como estandarte, impulsar un movimiento juvenil contrarrevolucionario.

Rajko Bozic –el productor contratado por la empresa fantasma Creative Associates– se puso al lado de Aldo Rodríguez, sin revelar sus reales intenciones ni su vinculación de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

Aldo era un héroe del hip hop por las letras de sus canciones, que protestaban por el control del gobierno sobre aspectos de la vida diaria, según muestran los documentos obtenidos por la agencia noticiosa The Associated Press.

Los papeles confiscados muestran que la USAID puso en peligro a cubanos desprevenidos y a sus propios agentes, pese a que había claras señales de alerta. Las autoridades detuvieron a músicos y a empleados de la USAID y les confiscaron sus computadoras: en sus ordenadores encontraron material que los vinculaba inequívocamente con la agencia estadounidense.

"En lugar de provocar cambios, el proyecto perjudicó a una auténtica voz de protesta que había generado algunas de las críticas populares más duras desde que Fidel Castro tomó el poder en enero de 1959", concluyeron los periodistas de la AP encargados de la investigación (Desmond Butler, Michael Weissenstein, Laura Wides-Muñoz y Andrea Rodríguez).

La USAID advirtió por escrito que estos programas eran parte de un multimillonario contrato de cuatro años que terminó en 2012, pero negó que fueran clandestinos.

Existían también dos proyectos del mismo cuerpo que fueron descubiertos: el lanzamiento de una especie de Twitter cubano llamado ZunZuneo y otro programa que envió a la isla a jóvenes de países latinoamericanos con el propósito de provocar una oleada de disenso, con la creación de una organización falsa financiada para ocultar la participación norteamericana.

Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, e incluso la sexóloga Mariela Castro, hija del actual presidente cubano, fueron centro de las críticas en una operación de manipulación encubierta. Incluso fue descubierta la USAID construyó una red social de artistas cubanos llamada TalentoCubano.net.

La idea había tenido éxito en otro país

El proyecto de Bozic se inspiró en los conciertos de protesta del movimiento estudiantil de su país, que en el año 2000 ayudó a derrocar a Slobodan Milosevic.

Bozic llegó a la conclusión de que, por ser una fuente de disenso, el hip hop ofrecía una oportunidad. En un concierto, mientras Aldo cantaba, alguien gritó "abajo Fidel", a lo que la audiencia respondió con vítores. Bozic notó que los músicos cubanos estaban abiertos a recibir ayuda del extranjero, aunque EEUU no constituía el tipo de financiamiento que buscaban.

Aldo y otros raperos fueron contratados para proyectos que aparentaban ser culturales pero que en realidad estaban dirigidos a estimular el disenso de sus seguidores.