Die Toten Hosen tocó unos temas clásicos de Attaque y Los Violadores
El conjunto alemán brindó un concierto inolvidable en el estadio de Obras Sanitarias. Los músicos de Attaque 77 estuvieron como invitados y juntos tocaron un clásico del grupo argentino. Además, la banda de Campino reversionó "1, 2, Ultaviolento"
El tema de Los Violadores:
Los "gauchos alemanes" Die Toten Hosen fueron protagonistas de una alegre y enérgica fiesta, anoche, en el mítico estadio Obras, donde celebraron su más reciente trabajo "Laune der Natur" y el cuarto de siglo de su primera visita, entre remeras rasgadas, banderas argentinas, sudor, canciones de cancha, homenajes y el pedido por parte del público de la aparición con vida de Santiago Maldonado.
Esta tercera presentación fue la última y más relevante de una serie de encuentros oficiales que, en el marco de la gira "De vuelta a las canchas", comenzó el 30 de septiembre en la sala Museum (donde en 2000 debieron reprogramar la fecha luego de que se quebrara el escenario) y continuó en el Teatro Ópera de La Plata el miércoles pasado, ambos con entradas agotadas.
El inicio del show en Obras estaba pactado para las 21 pero, parece que tras casi 40 shows en el país, la banda se acostumbró a la impuntualidad local y decidió comenzar 20 minutos después: la ansiedad de un público multilingüe y en una gran mayoría post treinta, no pasó desapercibido.
Sin embargo la atmósfera festiva, el pogo y baile de remeras estampadas con insignias de los alemanes, Ramones, Dead Kennedys y Los Violadores había tenido su antesala con Mala Suerte, banda de punk celta que recordó cuando en 1995 como soporte del cuarteto de Queens, tocó un tema de Die Toten Hosen. Ahora, 22 años más tarde, la banda de las gaitas furiosas es la encargada de entregarle el escenario.
Para los Hosen la oportunidad de concretar un nuevo recital en el templo del rock significó una "revancha", afirmó Campino (voz). Hace exactamente 23 años, el 7 de octubre de 1994, Die Toten Hosen pisaba por primera vez en el estadio Obras (como banda soporte de Pil) y ninguno –según las declaraciones posteriores de los mismos músicos- había quedado muy conforme con la actuación.
Pero el frontman, Kuddel y Breiti (guitarras), Andi (bajo) y Vom Ritchie (batería) demostraron que venían concentrados y decididos a llevarse todo por delante. Se dieron y le dieron al público el gusto de interpretar su último trabajo "Launer der natur", revivir canciones de los primeros años como "Reisefieber" (1982) y los clásicos, cantar junto a Attaque 77 y homenajear a artistas que marcaron su trayectoria.
A lo largo de los 30 temas que tocaron, y entre los que faltaron "Schön Sein", "Bonie & Clyde" y "Opel-gang", hubo un momento para ponerle el cuerpo al clásico de Los Violadores "Uno, dos, ultraviolento", recordar a Ramones en "su living" con "Blitzkrieg bop" y hacer una gran versión de "The passenger", de Iggy Pop.
Sobre la mitad de la noche, los músicos invitaron a Attaque 77 a subir al escenario para sumar voces a "Donde las aguilas se atreven", y la remera de Mariano Martínez no fue un detalle menor en el cuadro. Al primer instante de silencio, tras la canción, el público no dudó en pedir por Santiago Maldonado, y esa no fue la única denuncia de la noche. también se cantó contra el racismo y a favor de los refugiados.
"En Estados Unidos y en Europa, la derecha gana una victoria tras otra, hay racistas, gente que no quiere a los refugiados y todos juntos tenemos que hacer algo contra esa ideología", manifestó Campino –traducido por Breiti- mientras la gente continuaba aplaudiendo.
Este encuentro fue también una excusa para festejar los 25 años del primer contacto de Die Toten Hosen con tierra argentina. En 1992, dos años antes del Obras y diez años después de su surgimiento en Düsseldorf (oeste de Alemania), el quinteto acompañó a Pil en Halley, un reducto porteño que reunía las mejores propuestas del universo rockero.
En aquel momento la formación tenía en batería a Wölli, quien abandonó la banda en 1999 por problemas de salud y falleció el año pasado. Esta nueva placa de Die Toten Hosen "Laune der Natur" ("Capricho de la naturaleza"), publicada tras cinco años de silencio discográfico luego de "Ballast der Republik" (2012) y que regresa a las raíces, es un homenaje para quien consideraron luego de su partida, un miembro honorífico.
Die Toten Hosen se despidió anoche con una gran actuación porque siente lo que hace y eso se transmite en cada momento. Es un quinteto completo y ajustado, como pocos, y el tiempo para ellos parece haberse estacionado en la pasión de los 20. Transpiran la camiseta, saltan, se abalanzan sobre el público, corren de un extremo del escenario al otro y se sonríen, genuinamente, se sonríen entre ellos y con el público.
"La historia de la banda no sería completa sin ustedes y nuestros recitales aquí. Ojalá podamos hacer esto hasta la muerte", resumió Campino como prólogo de "Wie viele Jahre", del último álbum.
La relación con el público argentino, que anoche reforzó sus vínculos una vez más en 25 años, hoy registra cerca de unos 40 recitales en distintos puntos del país y varios guiños al público local como "Auswärtsspiell" o la versión "Tage Wie Diese" que habla de San Telmo, el tango y la camiseta de Messi.
Y que las localidades de las tres fechas de los alemanes se hayan vendido en su totalidad, no es una novedad. Cuando visitaron el país en 2015 previeron cinco fechas y como las entradas se agotaron, sobre la marcha decidieron regalar más de una decena de canciones en la esquina de México y Balcarce, pleno barrio de San Telmo.
Porque esa una de las cualidades que caracteriza a este quinteto de marcada postura política y convicción social. Ellos también disfrutan de cultivar la cercanía con la gente, vivir el folclore sin miedo a caminar por las calles y cuando pueden, escapar de la lógica mercantil con la que se diagraman las giras.
Esta vez no fue la excepción, y un día antes de la presentación en La Plata, los músicos animaron una fiesta en la casa de uno de sus seguidores, en Vicente López: La condición fue que el sitio tuviese un espacio con electricidad que aguante la potencia de los instrumentos y una heladera para enfriar la bebida. A ello -claro- se le sumó el asado y la camaradería.
(Fuente Telam)