El paso agitado por la avenida Jujuy movía el fernet caliente en mi barriga, otra vez, a cuatro días del primer banquete, con la fisura de un miércoles pero con el espíritu de un adolescente indomable.

Los controles no fueron problema, claro que no: otra vez aplausos de pie para la organización que está demostrando que se puede, y que se puede hacer bien. El mayor parate fue por parte de los conocidos que me crucé en un área de 200 metros. Desde gente que trabajaba en el show hasta amigos del barrio, todo parecía confluir en un embudo de locura que nos llevaría al estadio.

Al igual que el sábado el Ducó estaba completito, calentito, y sabíamos que tendríamos que esperar hasta las 22 según fuentes de LMDS y de la banda. Algunos decían que por el partido, otros porque agregaron un soporte más. Lo cierto es que exactamente a las 22:10 sonaron los primeros acordes de Corazón... ¡no! ¡Un momento! Arrancaron con 'Tripa y Corazón': un tema inusual para empezar en este último tiempo. 

Me gustó el cambio (el de La Renga, aclaro). Por lo que había averiguado quemando alguanas cabecitas la lista no sería la misma y eso me generaba aún más ansiedad. Le siguió 'Nómades' y 'A la carga'. Desde un primer momento noté más algarabía que en el show del sábado, por lo menos desde donde estábamos nosotros, los viejos chotos en la platea. Pero cómo la agitamos...

Entre la muchedumbre, nos dimos cuenta que estábamos ubicados al lado de una chica que nos resultaba conocida. Fue ahí cuando giró y mostró toda su belleza Andrea Rincón, que estaba con amigas y amigos, cantando, saltando, como la piba de barrio que siempre fue, lejos de los aires de estrella. 

Si bien nos peleábamos entre nosotros para mentirnos de que nos miraba (cuando claramente no), Andreita le puso mucha onda ante nosotros y los borrachos (que era prácticamente lo mismo). Pero volvamos al show...

¿El sonido? Impecable, como la primera fecha. Si bien la cancha de Huracán es buen anfiteatro y por eso a la banda le gusta, se escuchaba todo como corresponde. Mientras tanto, sonaba uno que debutaba en el Ducó: 'Almohada de Piedra', que precedió a 'Mirada de Acantilado'.

Y hablando de miradas de acantilado, desde arriba pero no tanto, nos miraba un actual San Lorenzo en... ¡la cancha de Huracán! El contraste era muy loco, se trataba de Fernando Belluschi, reconocido fanático de La Renga, quien veía el show con amigos. 

Pero a todas estas caras conocidas mezcladas con don nadies como nosotros los llevaba el mismo sentimiento: la pasión. Como todos dicen La Renga es una familia, una que no necesita de sponsors, marcas, radios, ni tocar bajo el nombre de un festival como últimamente se estila. Solo la banda y su gente, nada más y nada menos.


Y asi llegó el momento de locura con 'El Twist', con 'San Miguel', y qué te puedo decir de 'Cuándo Vendrán' y 'Corazón Fugitivo', que pasó de la defensa al mediocampo. Pero fue con 'Blues Cardíaco' que vino la primera sorpresita, con solo de batería incluido. 'El Tanque' siempre encuentra un espacio para lucirse. Y lo hizo bien. Como en el show anterior salió un poco más lookeado con una remera que tenía el dibujo de una batería, como adueñándose de su instrumento, amándolo y abrazándolo. Chizzo y Tete, como siempre.

Otro momento lindo y sorpresivo fue con 'Paja Brava', un tema que no aparece seguido, y que tuvo un arreglo interesante con la sección de vientos comandada por el 'Manu': el tipo más constante y prolijo, a mi modo de ver, que incluso cerró el tema tocando el sikus, algo que habla de su versatilidad arriba del escenario.

'Despedazado', 'Hielasangre' (otro que entró al 11 titular y que se agitó, y mucho), 'Al que he sangrado', y el Chizzo lanzó las primeras palabras de la noche: "Vamos a rockear a esta Ciudad media dormida"... ¿lo dijo por miércoles o por otra cosa? No sabemos.

Lo cierto es que en este recital, a diferencia del anterior, hubieron menos palabras. Nuestro líder no se refirió tanto a la vuelta, solo se abocó a las canciones. También hubieron algunos baches más largos entre tema y tema, pero el que se notó como pozo en plena avenida Corrientes fue el de 'En el baldío'. 

Promediando la canción -y justo en el momento más álgido- se apagó completamente el sonido. Pero la gente hizo que parezca que eso nunca ocurrió. Los Mismos de Siempre agitaron como si sonara el rock más furioso, como con el 'Juicio del Ganso' en el Autódromo cuando sucedió algo parecido y la gente siguió 'a capella'. Ahí tienen el concepto de familia, de unión, que genera esta banda. Esta es la máxima expresión de La Renga.

Después de unos minutos siguieron y el sonido se acomodó casi instantáneamente. Mientras algún que otro compañero de aventura ya se abrazaba con el pelado desconocido que encontramos en cada show que cae bien solo por ser calvo, filosofando y resolviendo conflictos del mundo, llegaba el final.

A pesar del miércoles y de que ya era un horario bastante avanzado como para andar 'parrandeando' por ahí, la gente se dejó iluminar por los reflectores como siempre con 'Hablando de la Libertad'. El Chizzo agradeció "de todo corazón" y ese corazón latió hasta el final de las más de dos horas y media que duró el recital. Como dicen muchos en las redes, segundo banquete exitoso.

Ahora falta esperar el próximo y tendremos que recuperarnos para poder estar nuevamente Bailando en una pata...

Fotos por Leo Italiano Ph