Ocurrió en el Zoológico y Acuario de Henry Doorly, en Nebraska, Estados Unidos, donde Jacqueline Eide, de 33 años, tuvo la pésima idea de emborracharse y luego ingresar en la jaula de la tigresa malaya llamada Mai, que es la gran atracción del establecimiento por tener tres patas, para poder acariciarla.

La mujer estaba alcoholizada cuando entró en la jaula de Mai, quien a su vez la mordió en la mano en señal de defensa. Eide fue arrestada por la policía y luego trasladada a un hospital local para que sea atendida.

Las autoridades de Omaha, Nebraska, publicaron un mensaje a través de su cuenta de Twitter para alertar sobre la situación en un tono burlón: "En caso de que haya alguna duda... si usted pretende acariciar a un tigre probablemente salga mordido".

Los cuidadores de Mai explicaron que la tigresa "es muy amistosa" a pesar de haber nacido en su hábitat natural, debido a que necesitó la ayuda de seres humanos desde que era muy joven. "Es muy confianzuda, reclama atención de cualquiera", explicaron sus encargados.