Meghan Leatherman, consultora en marketing y comunicación, practica CrossFit desde hace dos años y desde entonces no ha parado hasta dos días antes de tener a su hijo. La panza no le impidió seguir con su rutina.


Con 40 semanas de embarazo, Meghan llegó a ir a su gimnasio de Phoenix con 1 centímetro de dilatación. La primeriza de 33 años decidió no ser de esas embarazadas que se quedan sentadas. Además de ir al Gym siguió paseando a su perro a diario en un recorrido 4,8 km e incluso salió a caminar entre las montañas una vez por semana.


Su entrenadora, Melissa Patriquin dijo a Barcroft TV que es una inspiración para otras gimnastas, al verla haciendo los ejercicios con tanto entusiasmo… y tanta panza. Pero Hadar Bekhar, una compañera del gimnasio, admite que a veces se la quedaba mirando con cierta preocupación. Lo mismo le ocurrió a Chad, futuro papá y marido de Meghan.


Para la flamante mamá, el CrossFit la ayudó a tener un buen embarazo y un mejor parto, y en esto estuvo de acuerdo su doctora, que desde el primer momento la animó a seguir haciendo ejercicio. Al entrenar, Meghan dice que “escuchó” a su cuerpo, controló su corazón con un monitor cardíaco y tomó mucho líquido para mantenerse su estado físico.