Aminah Hart perdió dos bebes debido a un desorden genético. A partir de entonces, decidió recurrir a la donación de esperma, momento en que optó por Scott Andersen, ya que su ficha lo definiía como “feliz y saludable”.

Cuando su hija Leila nació, la británica decidió rastrear al hombre que había posibilitado convertirse en madre y así presentarle a la pequeña. La reunión se dio a través del protocolo de la clínica, es decir, envió una solicitud de contacto con la foto de la nena. Si bien Scott estaba en su derecho de rechazarla, como lo dice la ley, el profesor aceptó amablemente y los tres se conocieron. Lo que nunca se imaginaron es que se enamorarían y mucho menos que se casarían dos años después.

“Cuando lo elegí como donante, él era sólo la descripción de un perfil en un papel. Pudo haber sido cualquiera. El hecho de que nos conociéramos y nos gustáramos y enamoráramos es aún algo increíble para mí”, sostuvo Aminah al diario británico The Independt. “Después de la pérdida de mis dos bebés, decidí  tener una familia pero no de la manera convencional y si no hubiera sido por ello, hoy no tendría ni a Leila ni a Scott”, concluyó la mujer.