La llegada del tiburón blanco, conocido como "Joan of Shark", que mide 5 metros de largo y pesa 1.6 toneladas, fue detectada gracias a un dispositivo electrónico que fue inyectado en el estómago del animal por las autoridades, que permite llevar a cabo un seguimiento por satélite de sus movimientos.


El escualo, que fue visto en las playas de Australia, fue monitorizado durante más de tres semanas debido a su gran tamaño y al daño que puede ocasionar a los bañistas.

Según informaron las autoridades, "Joan" se habría acercado a la playa en busca de una ballena varada que finalmente murió. "El incidente de la ballena ha atraído a muchos tiburones que, probablemente, frecuentarán la playa en los próximos días", afirma Martin Kleeman, portavoz del Departamento de Estado de pesca.


Además, Kleeman también quiso señalar que, gracias a la monitorización, podrán ser capaces de mejorar su comprensión sobre los movimientos de los grandes tiburones blancos.