Jenny Fry, de 15 años, padecía de una extraña enfermedad conocida como hipersensibilidad electromagnética -EHS, por sus siglas en inglés- que hizo de su vida una verdadera tortura, lo que la llevó más tarde a suicidarse. Su cuerpo fue encontrado colgando de un árbol cerca de su casa en Chadlington, Oxfordshire, en el Reino Unido.

Los padres de Jenny contaron que comenzó a sufrir de una “alergia” a causa del WiFi en noviembre de 2012, según declararon ante la Corte de Oxfordshire. Cada vez que la joven se acercaba a una red inalámbrica le provocaba dolores de cabeza, problemas de vejiga y cansancio permanente, lo que hacía que su vida sea una pesadilla. En su casa, habían desconectado todos los dispositivos que pudiera provocarle una aceleración en su EHS.

En el colegio de Jenny, el Chipping Norton School, no se tomó ninguna medida preventiva para evitar las ondas electromagnéticas que tanto daño le hacían, según denunciaron sus padres.

"Jenny estaba sintiéndose enferma y yo también. Hice algunas investigaciones y encontré cuán peligroso podía ser el WiFi, por eso decidí sacarlo de mi hogar. Ambas estábamos bien, pero Jenny continuaba sintiéndose enferma en algunas áreas de su colegio. Estaba teniendo muchas interrupciones, no por ser disruptiva o por mal comportamiento, sino porque a menudo solía irse de clase para encontrar otro lugar donde podía trabajar", manifestó Debra, su madre, a los investigadores.

Según su relato, cuando conversó al respecto con el responsable del Chipping Norton School, Simon Duffy, la respuesta dada por él no fue la esperada. Le replicó que no había comprobación de que una conexión WiFi provocara algún tipo de alergia. "La seguridad de nuestros estudiantes mientras están en el colegio es de suma importancia y la seguridad de Jenny en el colegio era tan importante como la de cualquier otro", manifestó Duffy.

"Intento hacer una campaña para advertir de los peligros del WiFi. No estoy en contra de la tecnología, pero siento que las escuelas deberían estar alertas de que algunos alumnos podrían ser sensibles y así reducir su uso", agregó Debra.

La Corte no quiso ser determinante en el caso. Desde el instituto aseguraron que no hubo notas médicas que indicaran que la joven padecía de EHS.

"Creo que el WiFi mató a mi hija. Estaba frustrada con el colegio. No vio a un médico pero sí a un consejero en el colegio que la estaba ayudando. No hizo ninguna sugerencia de que fuera a cometer suicidio y creo que pidió ayuda", concluyó la mujer.