"Me encanta que sea así. Gracias a él tengo un cuerpo maravilloso", acepta Anna sin complejos. Phillip Craft, su esposo de 47, le practicó cerca de 50 retoques de cirugía estética, para que el cuerpo de la mujer sea tal y como él desea: algo así como tunear el auto, pintar la casa o, por su trabajo, usar a su mujer como un maniquí viviente para reflejar su talento con el bisturí y el plástico.

Anna no estaba conforme con su cuerpo después de su segundo parto -tienen dos hijos, Philip Jr. y Aston- y en 2006 se conveció: "Sentí que mi figura no era la misma. Estaba ayudando a Phillip en el trabajo y veía salir a todas esas hermosas mujeres de 60 años, con cuerpos maravillosos, después que él las operara. Ahí es cuando pensé que yo también podía ser operada. Quería sentirme mejor conmigo misma. Además sabía que a Phillip le encantaría operarme", le contó al Daily Mail.

Después de 21 años de matrimonio, la mujer fue descubriendo su ambición por perfeccionarse físicamente: "Phillip adora rediseñar sus autos deportivos y el amoblamiento de la casa, pero sobre todo le encanta rediseñarme a mi", admite Anna de 43, pero con un rostro que parece más reluciente que en la foto de casamiento.

Aunque suene triste desde la perspectiva de una mujer libre, Anna se considera a si misma como el "epítome" del trabajo de su esposo: "Estoy orgullosa, nunca me niego a realizarme más retoques. Es como cambiarte el look en el cabello o ponerte aparatos para los dientes, si te hace sentir mejor y resalta tu belleza adelante", reflexiona con pensamiento machista.