Los jabalíes que habitan en los bosques del este de Alemania son una fuente de alimento muy preciada por algunos cazadores aunque su consumo no es muy recomendable. Uno de cada tres de estos ejemplares presenta altos niveles de cesio 137, un elemento radiactivo que hace su carne no apta para el consumo humano.


Según la Secretaría de Medio Ambiente del Estado de Sajonia, el origen de la contaminación de estos animales viene desde hace 28 años atrás y está a más de 1.000 kilómetros de distancia. Se cree que este material radiactivo llegó hasta aquí luego del desastre nuclear de Chernóbil, Ucrania en 1986, transportado por el viento y la lluvia. Algunos elementos volátiles han desaparecido pero otros como el cesio 137 aún permanecen en la tierra.

La población de jabalíes es vulnerable a los efectos de la radiación porque escarban la tierra para obtener su alimento que además consiste en hongos y trufas que almacenan radiación. Los niveles de radiación en los jabalíes cambian durante el año porque su dieta también depende de la temporada.


Cualquier jabalí cazado en esta zona debe someterse a un test de radiación desde 2012. Los cadáveres que exceden el límite de seguridad de 600 becquereles por kilo deben ser destruidos y para compensar a los cazadores, las autoridades pagan el costo de eliminación del cuerpo.

Aquí hay dos cosas interesantes, por un lado queda hacer conciencia de lo peligrosa que es la energía nuclear y el largo alcance de su efecto en el medio ambiente. Por el otro, está el peligro que los cazadores representan para los jabalíes y viceversa.