El impacto de ver entrar al recinto del Senado de Australia a una persona totalmente cubierta de pies a cabeza, vistiendo una burka, tuvo una amplia repercusión. 

Es que la Senadora, Pauline Hanson- al frente de una dura campaña para prohibir ese polémico atuendo que "reprime la dignidad de las mujeres que son obligadas a utilizarla"- decidió demostrarle al resto de sus colegas qué pasaría si en el día de mañana tienen una senadora islámica que deba usar burka y debatir con ellos.

"Estoy muy feliz de sacarme esto, porque esto no pertenece a este Parlamento. Senador (George) Brandis, a la luz de la seguridad de esta nación, ¿trabajará conmigo para la prohibición del burka en Australia?", indicó la Senadora cuando se descubrió el rostro ante las atónitas miradas. 

Y agregó: "El terrorismo es una verdadera amenaza para nuestro país". Para terminar indicando: "Lo que me gustaría pedir en nombre del pueblo australiano es que se considere que hay una inmensa mayoría de australianos que quieren que se prohíba el burka". 

Las repercusiones fueron inmediatas a favor y en contra pero uno de los puntos principales que se le criticó a la Senadora fue mezclar la cuestión de la violencia de género que sufren muchas mujeres que practican el Islam y la cuestión terrorista. 

El presidente del Senado, Stephen Parry, señaló que Hanson había sido identificada antes de ingresar a la Cámara parlamentaria y hacer su pequeño show. Por otro lado, el fiscal general de Australia- George Brandis- indicó que Hanson debería evitar ofender la "sensibilidad de otras religiones" ya que "Tenemos alrededor de 500 mil australianos de fe islámica, y la mayoría de ellos cumplen con las leyes australianas"