Si bien en las últimas horas se conoció que Corea del Norte aplazó sus planes de atacar el enclave militar de Estados Unidos en Guam, en el océano Pacífico; los habitantes de la paradisíaca isla vieron alterada su tranquilidad tras el alerta lanzado por radio de un posible "peligro civil". 

Ampliar contenido

La policía de Guam, territorio no incorporado de los Estados Unidos desde 1898 (tras varios siglos de dominio colonial español), recibió un gran número de llamadas a las 12:25 a. m. (hora local) luego de que dos estaciones de radio- una cristiana y de música- pusieran en marcha el Sistema de Alerta por Emergencia durante 15 minutos debido a un "peligro civil".

Más tarde se supo que se trató de un error ante cortes en el suministro eléctrico  y las autoridades salieron a afirmar que "no están conectados con la crisis con Corea del Norte". 

"Recordamos a los residentes y visitantes que mantengan la calma", dijo por su parte el director de Seguridad Nacional de Guam, George Charfauros, según señaló el diario local Pacific Daily News.  Y agregó: "No hubo un cambio al nivel de alerta, continuamos con normalidad". 

La oficina de Charfauros indicó en un comunicado que "la prueba no autorizada no guardaba relación con ninguna emergencia, amenazas o advertencia" y que estaba trabajando con las estaciones de radio para "evitar que este error humano vuelva a ocurrir".

"La mayoría apreciamos los beneficios de tener los militares estadounidenses en nuestro territorio, a pesar de que es mucho terreno el que ocupan. Pero en momentos como el actual son un elemento disuasivo excelente. No hay que olvidar que este es el único suelo estadounidense que ha sido invadido alguna vez", asegura Diane Thurber, docente de la Universidad de Guam en diálogo con El País. 

El gasto militar supone aproximadamente un tercio de la economía de la isla, de tamaño similar a Ibiza, y unos 6.000 locales forman parte del contingente militar en las bases estadounidenses que generan miles de empleos indirectos. 

Guam tiene una población de 162.000 personas y en sus paradisíacas costas sostiene dos bases militares de los Estados Unidos, además de una pista de aterrizaje para bombarderos nucleares y un puerto para submarinos, ambas protegidas por el sistema de defensa antimisiles THAAD que recientemente fue instalado en Corea del Sur provocando nuevas y mayores tensiones con Pyongyang.