Mientras se televisaba la primera entrevista de Temer, los cacerolazos se hicieron escuchar
El presidente interino era presentado por los medios cómplices del golpe contra Dilma Rousseff, en una entrevista televisiva, cuando de manera espontánea los ciudadanos salieron a las calles para golpear sartenes y ollas, al grito de "Fuera Temer" y "Golpista".
Brasil sigue enardecido y quedó más que claro que el golpe blando perpetrado por la oposición en conjunto con la Justicia brasileña, no calmó las aguas. La primera entrevista televisada del mandatario interino de Brasil, Michel Temer, originó una ola de cacerolazos donde los ciudadanos le gritaron "golpista" al exvicepresidente de Rousseff , en ciudades como Brasilia, Sao Paulo, Río de Janeiro y Porto Alegre.
Al mismo tiempo que TV Globo ponía en pantalla la nota relajada con el mandatario interino, Vermelho, UOL y G1 mostraban que el hashtag #ForaTemer se ubicó entre los "Trending Topics" de la noche con casi 40 mil menciones e informaban sobre peleas en bares de San Salvador y sobre cortes por manifestaciones en la avenida paulista, en el centro de Sao Paulo, por parte de grupos feministas que reclamaban por la ausencia de mujeres en su equipo de gobierno. En Belo Horizonte, las protestas instaban a un "impeachment" para Temer.
En la entrevista el mandatario interino refutó las críticas sobre la falta de nombramientos femeninos: destacó que la jefatura del gabinete personal del presidente es "uno de los cargos más importantes de la República" y recordó haber nombrado a Nara de Deus Vieira, pero también adelantó que incorporará al menos cuatro "representantes del mundo femenino" en las secretarías de Cultura o Ciencia y Tecnología.
"Fui electo conjuntamente con la señora presidenta, los votos que ella recibió yo también los recibí (...) Pero, reconozco que no tengo esa inserción popular, que sólo ganaré si desde nuestro gobierno, que es legítimo aunque interinamente, produzco un efecto benéfico para el país. Creo y tengo esperanza que lo conseguiremos", añadió.
Temer asumió por un plazo de 180 días, después de que el Senado suspendiera a Rousseff, para que sea juzgada por presuntas maniobras contra la administración pública. El "Impeachment" o juicio político, es reconocida como un golpe de Estado por buena parte de la sociedad brasileña para que los líderes de la derecha evitaran el habitual proceso eleccionario.