Lufthansa no informó a las autoridades los trastornos psíquicos del copiloto
La aerolínea alemana debió alertar sobre la depresión que padecía Andreas Lubitz, quien presuntamente estrelló de modo deliberado el Airbus de Germanwings, con 150 personas a bordo. La empresa estaba obligada a hacerlo en virtud de una normativa vigente desde 2013.
Las autoridades alemanas de tráfico aéreo (LBA) aseguraron que la aerolínea Lufthansa no les informó sobre los antecedentes depresivos del copiloto acusado de estrellar el avión de Germanwings hasta después de la catástrofe.
"No es cierto que la LBA estuviese al tanto sobre el historial médico en el caso", indicó la agencia al dominical alemán "Welt am Sonntag" en un comunicado al que tuvo acceso la agencia dpa.
Así lo informa en su edición dominical el diario "Die Welt", que se remite a fuentes del departamento del Tráfico Aéreo y en relación a las actas del copiloto, quien en 2009 reanudó su formación en la escuela de Lufthansa, tras aparentemente haber superado un episodio de depresión grave.
De acuerdo con esa versión, el LBA tuvo por primera vez acceso a las actas médicas del Aeromedical Center de Lufthansa el 27 de marzo, tres días después de que el Airbus A320 de Germanwings se estrellara contra los Alpes.
El mencionado rotativo recuerda que Lufthansa, aerolínea matriz de Germanwings, estaba obligada a comunicar casos considerados graves, como una depresión, en razón de una normativa de 2013.
Desde 2009, momento en que reanudó su formación como piloto tras un tratamiento de varios meses contra la depresión, Lubitz pasó seis revisiones, en las que se certificó que era apto para pilotar.
Otro periódico dominical alemán, el popular diario "Bild", informa hoy que próximamente un 60 por ciento de los pilotos que sufren algún tipo de depresión deciden volar sin comunicarlo, según un informe del director del departamento médico de la Organización Civil Internacional de la Aviación (ICAO, en inglés), Anthony Evans, basado en 1.200 casos de profesionales del sector con ese diagnóstico.
Un 15 por ciento de ellos decide tratarse en secreto, con medicamentos que consiguen por sus propios medios, y apenas un 25 por ciento declara a su empleador que sigue tales terapias.
El estudio es fruto de una larga observación, con datos recabados entre 1997 y 2001, prosigue ese medio, que recuerda la enorme presión a que están sometidos los pilotos y el hecho de que un diagnóstico de depresión implica su retirada del servicio.
La Fiscalía de Düsseldorf, que investiga el caso, reveló que Lubitz había recibido, antes de obtener su licencia como piloto, tratamiento por "tendencias suicidas".