Sweatshop se refiere al término con que se denominan los talleres de trabajo esclavo donde se fabrican productos en condiciones desfavorables para sus empleados. Muchos compradores eligen desconocer estos hechos, por más que ya fueron denunciados mundialmente. Las empresas multinacionales, para quienes trabajan los talleres, se deslindan de responsabilidad por estar dentro del sistema de subcontratación.

Enfrentarse con la realidad que se esconde detrás de una de las industrias más esclavizadoras los conmovió. Se han convertido en todo un fenómeno por sus testimonios, porque han puesto las luces en el lado más obscuro de la industria de la moda: la fabricación de las prendas en talleres que trabajan con mano de obra barata, otorgan pésimas condiciones de trabajo y que, en resumidas cuentas, son partícipes de la esclavitud moderna.

Una vez en Camboya, país ubicado en el sudoeste asíatico, Anniken Jørgensen, Frida Ottesen y Ludvig Hambro se integraron al trabajo como cualquier otro 'empleado' del taller, y experimentaron vivir con el presupuesto diario de la paga por las largas jornadas de 10 horas. "Los domingos solo trabajamos 8 horas" dice Sokty, una de las chicas aloja a los noruegos en su pequeña casa y les ayuda a comprender las condiciones de su vida cotidiana.

Los chicos noruegos se dan cuenta, poco a poco, de la difícil situación de los camboyanos. Ellos incluso comentan: "Noruega es una burbuja" en la que se "sabe" que las cosas no están tan bien en otros países y que, sin embargo, no se logra comprender la magnitud de la situación hasta verla de cerca. "Somos unos mimados", dice Frida, cuando comprende que toda la casa de Sokty tiene las dimensiones de su cuarto de baño.

Ampliar contenido