Charles Kinsey, de 47 años, es un terapeuta que trabaja en un hogar  en el que viven jóvenes con distintas afecciones psiquiátricas o neurológicas. El último lunes, 18 de julio, Kinsey se vio obligado a salir a la calle, en Miami,  a correr a un paciente de 23 años autista que luego se sentó en medio de la calzada a jugar con un camioncito de bomberos. 

Un testigo confundió el juguete con un arma y dio aviso a la policía que creyó que "el joven autista pensaba suicidarse y que Kinsey trataba de disuadirlo". 

Sin embargo en un episodio absolutamente confuso el terapeuta recibió tres tiros en su pierna mientras la policía le decía que tenía que ponerse boca abajo. En todo momento el terapeuta mantuvo sus manos en alto aunque mirando al joven autista al que le pedía también que se acostara para evitar que le disparasen. 

El vídeo que circuló en las redes sociales se interrumpe llamativamente en el momento en que tienen lugar los disparos y se reanuda con los policías al lado de los dos hombres. Entrevistado por medios estadounidenses, el terapeuta relató la situación y se mostró visiblemente consternado ante la situación en la que estuvo en peligro su vida. 

"Fue tan sorpresivo cuando me disparó. Primero pensé que había sido una picadura de mosquito. Todavía tenía las manos en el aire y le dije, 'Señor, ¿por qué me disparó?' Sus palabras fueron 'no lo sé'", dijo Kinsey a la cadena WSVN. 

Y agregó: "Realmente estaba más preocupado por el paciente que por mi, porque yo pensaba que mientras tuviera los brazos en alto no iban a dispararme. Bueno, me equivoqué".

Ampliar contenido