Juan Manuel Santos llamó a "poner el país por encima de los intereses políticos"
Durante el sobrio acto de la firma del nuevo acuerdo de paz con la guerrilla los únicos oradores fueron el presidente colombiano y el líder de las FARC, Rodrigo Londoño. Ahora será el Congreso, donde la oposición de Uribe generará tensión, la que debe ratificarlo.
Tras la firma del nuevo acuerdo de paz en el Teatro Colón de Bogotá, Juan Manuel Santos llamó a la reflexión del arco político colombiano e invitó a poner a Colombia "por encima de todo".
En una ceremonia menos festiva que la ocurrida el pasado 26 de septiembre en Cartagena, y a puertas cerradas, Santos indicó: "Había comenzado a desmoronarse el cese al fuego por cuenta de la incertidumbre sobre el futuro. No podíamos dilatar un minuto más la implementación" a pesar del enfrentamiento con la oposición que criticó al nuevo acuerdo al tildarlo de "maquillaje" y exigir que sea sometido a plebiscito.
Ante el nuevo paso frente al Congreso- que deberá ratificar y aprobar el acuerdo- Santos planteó: "Esta será una labor fundamental, tan importante como el acuerdo mismo, donde el aporte de todos será muy valioso. Se abre allí una puerta para buscar consensos y espacios de entendimiento".
El otro orador del acto fue Rodrigo Londoño, al que se volvieron a referir por su nombre de civil y no el alias guerrillero de Timochenko, que destacó: "Que la palabra sea la única arma de los colombianos" y se refirió al "desencanto del pasado 2 de octubre" que puso en peligro la estabilidad del alto al fuego; en especial tras la muerte de dos guerrilleros y de varios líderes campesinos que marcharon en el exacto momento en que tenía lugar el acto.
Lodoño subrayó: "Este acuerdo definitivo no termina confrontaciones de ideas, solo ponemos fin de manera definitiva a la guerra" y destacó: "Reiteramos nuestra solidaridad con todas las víctimas de esta larga guerra" y "No habrá más violencia entre colombianos por razones políticas".
El acuerdo fue celebrado por una parte de la ciudadanía aunque también repudiado por muchos que ven en este "apuro" una sucesión de hechos que quedan en meras promesas mientras el propio Estado ahora protege a los guerrilleros.
Fuente: El País.