En China algunos todavía intentan "curar la homosexualidad" con electrochoques y medicación
En el año 2001 China eliminó a la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales y desde hace 20 años dejó de ser delito pero el estigma persiste y muchos jóvenes todavía sufren ante las presiones sociales y familiares.
Muchos jóvenes y adolescentes chinos quedan atrapados por las amenazas de sus progenitores que- aunque la elección sexual ya no sea un delito- obligan a sus hijos e hijas a "curarse" para lograr la aceptación social.
El caso de Liu Xiaoyun (seudónimo) es desgarrador, el joven contó cómo fue obligado a someterse a una terapia de electroshock. "Cuando giró el dial, esa impresión fue reemplazada por dolor. Sentí como si tuviera agujas apuñalando mi piel. Luego, después de unos minutos, mi cuerpo comenzó a temblar. No fue hasta más tarde que me di cuenta de que esa era una máquina de electrochoque", relató.
Su testimonio es uno de los 17 recogidos por Human Rights Watch (HRW) entre la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) de China en un informe sobre las llamadas "terapias de conversión", unos procedimientos abusivos destinados a tratar de alterar la sexualidad de los "pacientes".
En sus 52 páginas, este texto titulado "¿Has pensado en la felicidad de tus padres?" relata cómo suelen ser los progenitores de esos niños y adolescentes los que amenazan y obligan -en ocasiones utilizando la fuerza física- a sus hijos a someterse a la terapia.
"Mi padre se arrodilló delante de mí, llorando, implorando que fuera. Decía que no sabía cómo podría continuar viviendo si la gente descubría que soy gay (...) Llegados a este punto, ¿qué otra cosa podía hacer yo? No tenía alternativa", cuenta otro de aquellos jóvenes bajo el nombre ficticio de Xu Zhen.
En China existe una fuerte tradición sobre los linajes y muchas veces los jóvenes son obligados a casarse y tener descendencia independientemente de su orientación sexual.
De entre los entrevistados, 14 acudieron a recibir su tratamiento en hospitales públicos, mientras que el resto fue a clínicas privadas, autorizadas y supervisadas por la Comisión Nacional de Salud. En ambos, los pacientes o sus familiares tuvieron que hacer frente a un gran desembolso de dinero.
Además de las descargas de electrochoques relatadas por cinco de ellos -normalmente haciéndoles pensar en el acto sexual o viendo pornografía homosexual, de manera que asociaran el sexo con algo doloroso-, casi todos los entrevistados dijeron haber sido objeto de insultos y acoso verbal por parte del equipo médico, que los tildaban de "pervertidos", "enfermos" o "sucios". "
Once de ellos también relataron cómo durante su "cura" se les suministró o se les obligó a tomar medicamentos por vía oral o inyecciones sobre los que no recibieron ningún tipo de información sobre sus efectos o sus riesgos potenciales.
"Han pasado más de veinte años desde que China dejó de considerar la homosexualidad como un delito, pero la gente LGBT todavía se ve sometida a encierros, medicación forzada e incluso electrochoques para intentar cambiar su orientación sexual", aseguró Graeme Reid, director de derechos LGBT de HRW.
HRW también denuncia que las autoridades comunistas no han tomado las medidas necesarias para lidiar con este tipo de terapias. "Es hora de que China se una al consenso global y reconozca que la terapia de conversión forzada/médica es abusiva y discriminatoria y las prohibía", apuntó Reid. "Solo entonces la despenalización se vuelve significativa legal y socialmente y le brinda a las personas LGBT la protección necesaria contra esta sombría práctica".
Vía: El Mundo