"Ustedes saben hacer sonreír a un niño, iluminar la mirada de una persona y hacer que los hombres se sientan más cercanos los unos de otros, pero también asustar al Papa con estas caricias. ¡Son poderosos!", les dijo Francisco a las 7.000 personas reunidas para celebrar el  mundo del espectáculo itinerante. 

Entre los participantes podían encontrarse representantes de asociaciones de circo, empleados de parques de atracciones y ferias, artistas callejeros, diseñadores y titiriteros, músicos y grupos folclóricos. Pero el verdadero protagonista fue un tigre que mostró toda su majestuosidad ante el público. Francisco fue invitado a acariciarlo y el animal reaccionó con recelo generando cierto temor en el líder religioso que luego pudo acariciarlo en el lomo. 

Luego el Papa exclamó ante los presentes: "Ustedes son artesanos de la fiesta, de la maravilla, de lo bello: con estas cualidades enriquecen la sociedad de todo el mundo, alimentando sentimientos de esperanza y de confianza, con exhibiciones que tienen la capacidad de levantar el ánimo".