España está convulsionada desde el martes, y este viernes el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, echó más leña a ese fuego al prometer hacer frente “a cualquier tipo de violencia”. 

Es que no cesan los enfrentamientos entre manifestantes y la policía, y los desmanes en una tercera noche de protestas por el polémico encarcelamiento del rapero Pablo Hasel.

"La violencia es un ataque a la democracia. En consecuencia, el Gobierno de España hará frente a cualquier tipo de violencia", afirmó el dirigente socialista en alusión a las protestas por el rapero Pablo Hasel, que han provocado tensiones con su socio de coalición, Unidas Podemos, algunos de cuyos dirigentes aplaudieron las marchas y criticaron su represión.

Los incidentes estallaron el martes pasado a la noche en Cataluña, horas después del ingreso en prisión de Hasel, condenado a nueve meses por unos tuits en los que insultaba a la monarquía y la policía, y ensalzaba a personas implicadas en delitos de extremismo.


La movilización se ha extendido a otras ciudades del país como Granada o Madrid, donde se prepara una nueva manifestación para mañana.

Para hoy estaba convocada una huelga y una manifestación estudiantil en la región de Cataluña, lugar de origen del controvertido rapero y donde las protestas fueron de más intensidad.

Anoche, la policía detuvo a 16 personas en Barcelona y Valencia durante los altercados estallados por tercer día consecutivo a raíz del encarcelamiento de Hasel, informaron autoridades locales.

En Barcelona, que acumula tres noches de protestas, la policía informó de ocho nuevas detenciones por "actos vandálicos y altercados", que se suman a las 51 personas arrestadas desde el martes en la región de Cataluña.

Los manifestantes lanzaron contundentes objetos contra la policía, levantaron barricadas con contenedores y mobiliario urbano en llamas y atacaron la redacción de un diario local.

Según los servicios de emergencias regionales, seis personas fueron atendidas por lesiones, informó la agencia de noticias AFP.

En Valencia, en el este de España, la protesta para reclamar la libertad del rapero también desembocó en choques entre los manifestantes y la policía, que cargó contra la muchedumbre y disparó proyectiles de foam.

Según la Policía Nacional, se practicaron ocho arrestos y diez agentes resultaron lesionados. Los servicios de emergencias no informaron del número de manifestantes heridos.

El balance de detenidos desde el martes se acerca al centenar de personas. También se registraron numerosos heridos, entre ellos una joven que perdió la visión de un ojo en Barcelona, presumiblemente por un proyectil de foam disparado por la policía.

El caso expuso desavenencias en el gobierno español, entre el partido socialista de Sánchez y su socio minoritario de izquierda Unidas Podemos, que fustigó el encarcelamiento y aplaudió las protestas.