El Gobierno de Bangladesh quiere esterilizar refugiados y la ONU denuncia violación de DDHH
Con más de un millón de rohingya- grupo étnico musulmán- huidos de la persecución de los militares y budistas birmanos, las autoridades de Bangladesh desean controlar el crecimiento demográfico de manera abusiva.
"Los rohingya tienen muchos niños por ignorancia", declaró -sin que le tiemble la voz- el director de planificación familiar de la ciudad de Cox's Bazar, en Bangladesh, Pintu Kanti Bhattacharjee.
Y para evitar el crecimiento demográfico en los campos de refugiados actualmente desbordados, en su frontera con Birmania, el Gobierno de Bangladesh contempla esterilizar a los rohingya.
Bhattacharjee citó cifras oficiales y remarcó que unas 20.000 refugiadas están embarazadas y 600 han dado a luz en Bangladesh, dado que huyeron en avanzado estado de gestación. "La esterilización masculina es el mejor medio para controlar la población", añadió el funcionario en diálogo con France Presse.
Aunque planteó que todavía la extrema iniciativa debe ser aprobada por un comité sanitario antes de ser confirmada por el Gobierno de Dacca.
Entre los métodos que están siendo evaluados, figuran las vasectomías y las ligaduras de trompas voluntarias. Aunque es poco probable que, siguiendo las tradición rohingya- una minoría musulmana sin derecho a la educación- se acepte un control sobre su natalidad.
"El embarazo es considerado como una protección contra las violaciones o las agresiones. Algunos dicen que si una mujer está embarazada tiene menos posibilidades de que los militares o vigilantes la agredan", afirmó Nur Khan Liton, director de una ONG bangladesí, en alusión a los numerosos relatos de violaciones en Birmania y uno de los hechos por los que se cree que hay un aumento actual en el número de nacimientos.
El interminable éxodo de refugiados, que escapan de la limpieza étnica a un ritmo sólo comparable con el genocidio de Ruanda, en 1994, ha desbordado a las agencias humanitarias, que advierten de que la situación está "yéndose de las manos".
La relatora especial de Derechos Humanos para Birmania y experta en derechos de la infancia Yanghee Lee, expresó ayer su "profundo malestar" hacia Aung San Suu Kyi, presidenta de facto de Birmania, por su indiferencia hacia la persecución de los rohingya.
"Ni siquiera ha reconocido que exista un pueblo llamado rohingya, lo cual sería un punto de partida. Estoy muy decepcionada", declaró ante la prensa en la sede de Naciones Unidas.
Los militares han apostado por la repoblación con "razas nacionales" del norte del estado de Rakhine, tras la limpieza étnica que ha desplazado a la mayoría de la comunidad rohingya. Según la ONU, del 1,1 millón de rohingya que residía en Birmania, más de 600.000 han cruzado la frontera de Bangladesh y cientos de miles han resultado desplazados por el incendio de sus aldeas.
Vía: El mundo/Agencias.