El desagradable gesto del rey Carlos III a la hora de firmar su proclamación
A sus 73 años de edad el flamante rey del Gran Bretaña no es capaz ni de acomodar su escritorio, tal vez acostumbrado a que nunca hizo nada por si mismo.
El acto de proclamación del rey Carlos III frente al reino del Gran Bretaña cumplió con casi todos los protocolos previstos, salvo por el mal genio del flamante rey.
Y es que cuando llegó hasta el escritorio donde debía firmar los papeles que finalmente lo proclamarían al frente de la corona británica notó que en el escritorio estaba la lapicera protocolar y algunos otros artículos que ocupaban, según si visión, demasiado lugar.
Por eso es que mirando de mal modo a sus súbditos y moviendo la mano de modo despectivo ordenó que limpiaran su escritorio.