No es la primera vez que Donald Trump posa su mirada sobre el Gobierno de Nicolás Maduro y la creciente tensión social y política en Venezuela. 

Luego del plebiscito simbólico realizado el pasado domingo, la oposición venezolana convocó a un paro cívico nacional para el próximo jueves con ánimos de presionar al presidente para que retire la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente mediante la cual, para muchos, Maduro busca modificar la Constitución y perpetuarse en el poder. 

Si bien el mandatario venezolano aseguró que es una forma de "institucionalizar el sistema misiones sociales y sentar las bases jurídicas para un nuevo modelo económico post-petrolero”- con la elección de  364 miembros territoriales, 173 sectoriales y 8 indígenas- Donald Trump no piensa lo mismo. 

"Ayer, el pueblo venezolano volvió a aclarar que representan la democracia, la libertad y el estado de derecho. Sin embargo, sus fuertes y valientes acciones siguen siendo ignoradas por un mal líder que sueña con convertirse en un dictador", señaló la Casa Blanca a través de un comunicado difundido este último lunes.

"Estados Unidos no se quedará parado mientras Venezuela se desmorona. Si el régimen de Maduro impone su Asamblea Constituyente el 30 de julio, los Estados Unidos tomarán fuertes y rápidas sanciones económicas", advirtió el gobierno de Trump y llamó a que se celebren  "elecciones libres y justas" y expresó que se mantiene junto al pueblo venezolano "en su intento por restaurar su país a una democracia plena y próspera".

El exprecandidato presidencial republicano y actual senador, Marco Rubio, también se pronunció sobre la situación de Venezuela a través de su cuenta de Twitter y destacó que si Maduro sigue adelante "con la votación fraudulenta del 30, que espere una muy fuerte respuesta" por parte de Donald Trump.