Desolador: "La fotografía de mi hijo Aylan no sirvió para nada"
El padre de Aylan Kurdi, que murió mientras intentaba escapar de Siria hacia un destino mejor, se lamenta que a un año de la muerte de su hijo no hubo cambios en la política inmigratoria internacional.
"Vivo sumido en una tristeza que no tiene fin. A diario recuerdo a mi familia y revivo el desastre", relata Abdalá Kurdi - padre de Aylan- a EL MUNDO. La charla tiene lugar en su casa de Kobane, al norte de Siria.
Abdalá volvió a su país luego del intento fallido de llegar a Turquía, un intento que le costó la vida al pequeño Aylan fotografiado muerto y ahogado en las playas de Turquía.
"La fotografía de Aylan -denuncia- no sirvió para nada. Cambió algo las cosas durante los dos primeros meses que sucedieron a su muerte pero después, nada. Los países europeos cerraron sus puertas en las narices de los refugiados que esperaban su auxilio", exclamó Abdalá que en el naufragio también perdió a su esposa Rehana y a su hijo Galib.
La hermana de Abdalá, Tima, que reside en Canadá y que era el destino pensado para la familia se muestra preocupada por la actual situación del hombre que logró sobrevivir: "Habla de sus hijos como si aún estuvieran vivos. Si está viendo la televisión y se topa con unos dibujos animados, dice: 'Eran los dibujos que le gustaban a Aylan'. Y luego rompe a llorar y se pregunta: '¿Por qué sigo vivo yo y no ellos?'".
Además Tima señaló: "Para el mundo -arguye- ha transcurrido un año de todo aquello. Nosotros, sin embargo, lo seguimos sintiendo como si hubiera sucedido hace unos minutos. No podemos volver a ser los mismos". Por otro lado, la condena a cuatro años de cárcel contra los dos traficantes sirios responsables del naufragio, dictada por un tribunal turco el pasado marzo, no alivia a los parientes de Aylan.
"La situación -señala Tima- es mucho más grave que un par de mafiosos. La gente está desesperada. Prefiere arriesgarse embarcándose en una peligrosa travesía que permanecer en su casa. En el fondo dicen: 'vamos a morir de una forma u otra'. Somos seres humanos y tenemos derecho a ser protegidos. Niños como mi sobrino siguen muriendo a diario. Que en Occidente se pongan en nuestra piel y piensen qué harían si tuvieran nuestras circunstancias".
"La verdad es que no sé qué decirles ya a los dirigentes mundiales. Lo único que espero es que paren esta guerra y que se pueda alcanzar la paz. Yo no quiero encontrar refugio en un país ajeno. Quiero vivir en mi patria, regresar a casa con la familia que me queda", planteó Abdalá desolado y olvidado en la agenda mediática y política mundial.
Fuente: El mundo