Luego de la fallida “47 Ronin”, Keanu Reeves regresó este jueves a la pantalla grande y al género, con una superproducción hollywoodense, donde vuelve a calzarse el traje de héroe de acción en un film electrizante y muy subido de tono. En la segunda semana del 2015, y dentro de una jornada con buenas presentaciones, sin dudas se destaca “Sin Control” (John Wick).

Una clásica historia de venganza, donde un asesino a sueldo retirado y que comenzó una nueva vida, decide volver al ruedo, aunque por razones personales. Luego de la muerte de su esposa, y en pleno duelo por la pérdida, un grupo de jóvenes despiertan a la bestia cuando deciden ingresar en su casa a robarle el auto, y como si fuera poco, matarle al perro, que era el último regalo de su difunta mujer.

Esta trama que parece trillada, resulta muy bien contada por los cineastas que están detrás del film. Se trata de Chad Stahelski y David Leitch, dos directores debutantes en la industria de Hollywood, que tomaron un gran elenco, y a través de cambios de ritmos, grandes efectos y buenos recursos de cámara, realizaron un buen trabajo narrando el film.

La película tiene el ritmo frenético que debe tener cuando la acción es la que domina, pero también sabe ir y venir en el tiempo, con flashbacks que aceleran la narración, pero que permiten explorar bien los conflictos que van sucediendo. Por supuesto, las secuencias de acción y peleas son espectaculares, al igual que los tiroteos y las persecuciones. Todo muy prolijo, con efectos especiales y sonoros geniales, y muy atractivo desde el aspecto visual.

Todo está centrado en Keanu Reeves. Él es el héroe de acción de esta cinta, y está a la altura de la misma. Con poco diálogo, pero gran expresión y mucha actitud, compone un gran papel en su regreso al género. Y ni que hablar de su destreza a la hora de pelear.

Pero además, Michael Nyqvist interpreta a un gran villano, a la medida del protagonista principal, mientras que completan el elenco, con participaciones secundarias aunque enalteciendo la cinta, Willem Dafoe, John Leguizamo y el genial Ian McShane.

En conclusión, es una gran propuesta del género. No defraudará a nadie, porque tiene todo lo que necesita este tipo de producciones, y encina está muy bien realizada. Si bien la historia es un poco clásica, y a la hora de la acción tiene ese toque de irrealidad hollywoodense, hacía falta un film de esta calidad, luego de algunos bodrios que se venían estrenando últimamente en materia de tiros, peleas y persecuciones. Tiene el toque de humor justo, un poco de suspenso, y mucho de eso que irán a buscar los espectadores, para que la pantalla grande les vuele la cabeza.

¿Hay que verla? Sin dudas. “Sin Control” (John Wick) entretiene, se disfruta y no defrauda. Una gran opción para una semana donde la cartelera presenta buenas alternativas. Vale la pena sentarse en la butaca de cine y dejarse llevar por la acción.