Todo comenzó siendo un cita formal con una chica que lo terminó invitando a su casa, adonde estaba esperándolos su marido, mientras cocinaba, para tener una relación de a tres.

Más allá de que el hecho lo sorprendió al principio, Matías Alé aceptó la invitación sin imaginar con lo que iba a encontrarse.

En definitiva lo más relevante de la noche fue que comieron empanadas árabes y jugaron hasta altas horas de la noche con un simulador de Fórmula 1 mientras la mujer en cuestión comenzaba a bostezar.

Finalmente hicieron lo que fueron a hacer pero eso fue casi anecdótico.