Es el encuentro de dos mundos: el del espectáculo y el deporte. Así lo narró María Becerra, quien se quedó admirada por la humildad y generosidad del mejor jugador del mundo.

Es que el capitán del seleccionado dirigido por Scaloni no solo estuvo charlando con ella y su equipo sino que volvió al salón porque se había olvidado de saludar a la moza que los atendió.