Desde Italia, aunque tiene parte de su producción francesa, llega “La Grande Bellezza”, un interesante film que reflexiona sobre la vida, la soledad y la decadencia humana. Se trata de un drama con toques de comedia, que ya triunfó en festivales europeos y también fue reconocido en Hollywood, ya que será una de las competidoras al Oscar en la terna de “mejor película en lengua extranjera”, junto a “The Broken Circle Breakdown”, de Bélgica; “The Hunt”, de Dinamarca; “The Missing Picture”, de Camboya; y “Omar”, de Palestina.
La trama transcurre en Roma, y el centro del film está puesto en Jep Gambardella, un periodista y escritor que está envejeciendo y comienza a sentir una profunda soledad, a pesar de estar rodeado de amigos y un entorno social bastante peculiar. Mientras reflexiona sobre su vida y su trayectoria, decide recolectar los recuerdos de su apasionada juventud.
Pablo Sorrentino es el encargado de contar este largometraje. Lo hace a través de recursos típicos del cine europeo, como la utilización de planos largos, donde prevalece el diálogo, un ritmo narrativo lento. También usa el flashback, y movimientos de cámara poco comunes como la grúa. Artísticamente y estéticamente es impecable. El primer acto del film muestra una belleza en cuanto a la realización y el modo en que está filmado que le hace un gran honor al título de la cinta.
Otros aspectos muy destacados de esta película, en cuanto a la dirección, son la fotografía que tiene el film, con grandes postales de la hermosa ciudad de Roma, y su arquitectura, y la elección musical. La banda sonora es tremenda, exceptuando por el tema de la banda argentina “El Símbolo”, que se cuela en una de las primeras escenas del comienzo.
Al igual que el director, Toni Servillo es un reconocido artista en Italia. Aquí se pone el film al hombro, siendo el protagonista principal y destacándose sobre el resto, con mucho carisma y una actuación muy natural, tanto en su faceta dramática como cómica, con recursos gestuales muy interesantes y latiguillos y toques graciosos que resultan muy divertidos.
La película es muy interesante y atractiva. A pesar del ritmo lento que tiene el film, el mismo resulta llevadero y se deja ver. Tal vez, el público muy acostumbrado a la intensidad y el dinamismo de Hollywood, por momentos pueda aburrirse por esta lentitud y la larga duración de los planos que maneja la cinta, aunque vale la pena detenerse y disfrutarla. También, la historia tiene un ida y vuelta que es a la vez atrayente y a la vez desconcertante, ya que puede llevar a que el espectador se pierda un poco en la trama.
¿Hay que verla? Sí, porque es una buena oportunidad de ver algo diferente y de gran calidad. “La Grande Bellezza” se destaca artísticamente, con una gran carga visual, y resulta llevadera y entretenida. No tiene nada que ver con los grandes tanques hollywoodenses. Es algo distinto, que no es para cualquiera. Además, hay que darle crédito, ya que se perfila como una de las máximas favoritas a quedarse con la estatuilla como película extranjera.

Desde Italia, aunque tiene parte de su producción francesa, llega “La Grande Bellezza”, un interesante film que reflexiona sobre la vida, la soledad y la decadencia humana. Se trata de un drama con toques de comedia, que ya triunfó en festivales europeos y también fue reconocido en Hollywood, ya que será una de las competidoras al Oscar en la terna de “mejor película en lengua extranjera”, junto a “The Broken Circle Breakdown”, de Bélgica; “The Hunt”, de Dinamarca; “The Missing Picture”, de Camboya; y “Omar”, de Palestina.

La trama transcurre en Roma, y el centro del film está puesto en Jep Gambardella, un periodista y escritor que está envejeciendo y comienza a sentir una profunda soledad, a pesar de estar rodeado de amigos y un entorno social bastante peculiar. Mientras reflexiona sobre su vida y su trayectoria, decide recolectar los recuerdos de su apasionada juventud.

Pablo Sorrentino es el encargado de contar este largometraje. Lo hace a través de recursos típicos del cine europeo, como la utilización de planos largos, donde prevalece el diálogo, y un ritmo narrativo lento. También usa el flashback, y movimientos de cámara poco comunes como la grúa. Artísticamente y estéticamente, la película es impecable. El primer acto del film muestra una belleza en cuanto a la realización y al modo en que está filmado, que le hace un gran honor al título de la cinta.

Otros aspectos muy destacados de esta película, en cuanto a la realización, son la fotografía que tiene el film, con grandes postales de la hermosa ciudad de Roma y su arquitectura, y la elección musical. La banda sonora es tremenda, exceptuando por el bizarro tema del grupo argentino “El Símbolo”, que se cuela en una de las primeras escenas del comienzo.

Al igual que el director, Toni Servillo es un reconocido artista en Italia. Aquí se pone el film al hombro, siendo el protagonista principal y destacándose sobre el resto, con mucho carisma y una actuación muy natural, tanto en su faceta dramática como cómica, con recursos gestuales realmente interesantes y latiguillos y toques graciosos que resultan muy divertidos.

La película es muy interesante y atractiva. A pesar del ritmo lento que tiene el film, el mismo resulta llevadero y se deja ver. Tal vez, el público muy acostumbrado a la intensidad y el dinamismo de Hollywood, por momentos pueda aburrirse por esta lentitud y la larga duración de los planos que maneja la cinta, aunque vale la pena detenerse y disfrutarla. También, la historia tiene un ida y vuelta que es a la vez atrayente y a la vez desconcertante, ya que puede llevar a que el espectador se pierda un poco en la trama.

¿Hay que verla? Sí, porque es una buena oportunidad de ver algo diferente y de gran calidad. “La Grande Bellezza” se destaca artísticamente, con una gran carga visual, y resulta llevadera y entretenida. No tiene nada que ver con los grandes tanques hollywoodenses. Es algo distinto, que no es para cualquiera. Además, hay que darle crédito, ya que se perfila como una de las máximas favoritas a quedarse con la estatuilla como película extranjera.