Se viene, no cualquiera, sino la 90ª entrega de los premios Oscar en su versión 2018. La cita tan esperada será este domingo 4 de marzo y ya hay expectativa. 

La ceremonia muestra todo su glamour año tras año, donde las personalidades más importantes del cine y la ficción se hacen presentes. Pero también hay otras particularidades interesantes que muchos no conocemos.

1. Contratan extras para rellenar asientos

Tal cual lo leen. Sin duda es una gala a la que todos quisieran acceder, pero la realidad es que es una ceremonia larga y los actores necesitan levantarse para ir al baño, estirar las piernas, etc... Pero eso no se vería muy bien ante las cámaras, por lo tanto, ahí entran los "rellenadores de asientos" para que nunca se vea vacío. Hasta en eso piensa Hollywood.

2. La comida es escasa

A diferencia de nuestros Martín Fierro, donde prácticamente la comida siempre parecía ser la anfitriona, las estrellas de Hollywood no disfrutan de un gran banquete. Sino que hay un pequeño cóctel antes de que inicie el show y eso es todo. Además, nadie quisiera manchar su vestido ¿no?

3. El pasillo de las estrellas

Cada estatus tiene su pasillo. Así como suena. Si no sos una mega estrella hollywoodense no pretendas caminar al lado de John Travolta o Megan Fox. Sino que esas personalidades tienen un lugar especial para transitar. Los status sociales a flor de piel.

4. Presentadores preparados para el error

Como todo es en vivo, los presentadores deben estar preparados para los errores. El pintapié inicla lo dio el gran Jimmy Kimmel cuando en 2017 entregó el premio mayor a 'La La Land' en lugar de a 'Moonlight'. Pero en la confusión lanzó: "Warren, ¿qué hiciste?" y el bochorno terminó en risa. Por eso, el backstage está repleto de escritores preparador para rematar cualquier situación incómoda. 

5. Ganar es perder ¡en tranquilidad!

No todo es color de rosa para los ganadores de estatuillas. Sino que, después del galardón, deben cumplir una serie de compromisos como sacarse miles de fotos, grabar videos, responder preguntas y luego son lanzados a un cuarto repleto de reporteros. ¡Algo malo tenían que tener!