Rosas, agua tibia y una toqueteadita inolvidable
Tu mente es ese lugar en el que todo es posible, todo está permitido y es correcto. Lo que te gusta, lo que querés, lo que reprimís, explota. Kevin Spacey es una máquina de ratonearse y esta escena te va a dejar los pelitos erizados.
La vejez, la juventud, esa piel suave, esos impulsos extraños, la represión y la belleza de una rosa, son algunos de los puntos claves de una película que ganó premios y adeptos a lo largo de los años.
Fuerte e intensa y llena de momentos desesperados, el romance platónico de un hombre y una adolescente llenan tu mente de pétalos y preguntas. Una familia convencional norteamericana y las relaciones difusas y complejas de un entramado social que pocas opciones da a la hora de moldear instintos.
En esta escena Kevin Spacey, en la piel de Lester Burnham, sueña con la amiga de su hija, Ángela Hayes y al final todo se descontrola.
La persecución de la felicidad, las rosas y el sexo, de la mano de una familia obsesionada con éxito y el poder. Interesante mezcla.