Nueve historias, nueve fotos y el sexo como hilo conductor
Esta nota busca ser la mejor nota que hayas leído pero, de hecho, capaz que es la peor. O, quizás, la nota más rara, simpática y extraña. Brian Steinhoff y una idea que no cambia demasiado nada, a menos que al final resulte que un poquito te mojaste.
Las imágenes de Brian Steinhoff son collages bien rococó que dejan a la imaginación laburar un poco. Abajo de cada foto una posible historia. Atrás de cada historia, una redactora que intenta buscarle la vuelta a los ratones y a la temperatura de tus ideas.
Si los relatos cortos te parecen una mierda, mejor aún. Completá el cuadro como quieras completarlo. Lo que no podés obviar es que acá hay sexo explícito sin mostrarte una teta. Aplausos para el artista.
Era de noche y estábamos borrachos después de una fiesta. Llegué a lo de Martín un poco pasada de copas y nos pusimos a coger. Bueno. En realidad le hice el mejor pete de su vida en el living y cuando estaba a punto de subírmele encima, el muy boludo se acabó encima.
Luciana está sola en su casa. Luciana está sola y aburrida en su casa. Luciana, sola y aburrida en su casa y se separó después de seis años de noviazgo. Hace un mes se separó. Y ahora Luciana tiene ganas de coger. Luciana tiene 40 años y muy pocas ganas de entablar otras relaciones que no sean Luciana y su sillón, Luciana y su computadora. Luciana y su vibrador. Y ahí va. Luciana ahora además de sola y aburrida está caliente. Lo hace. Se toca, se penetra y, cuando termina, llora. Luciana ya no está aburrida. Ahora está triste.
Francisca se fue de viaje con tres amigas a Pinamar y se enamoró de un español. Se conocieron en la playa a la tarde, tomaron unos mates muy lavados y se rieron de las distintas palabras que usan él por ser extranjero, ella por ser argentina. Y después fueron a cenar. Francisca dejó a sus amigas en el hostel y fue al hotel del español que además de ser español era fotógrafo. Ella no supo por qué ni cómo, pero a las tres de la mañana del sábado estaba posando como una modelo porno, con las piernas abiertas y absolutamente excitada. Al día siguiente él se volvió a Madrid y le mandó las fotos por whatsapp. Ella las borró al instante y nunca le contó nada a nadie.
Lucas y Sol llevan ya muchos años de noviazgo y son de esas parejas que todo lo intentan. Esta foto retrata uno de esos cambios de rutina sexual. "Ahora voy a la bañadera y me sacás unas fotitos desnuda si querés". Y él se ratoneó al instante, no porque sea algo muy osado sino porque las fotos lo ponían caliente. Su novia en una pantallita, sus tetas, su culo. Todo le encantaba más en la pantalla. Lucas se hizo una paja mientras ella posaba con las piernas abiertas y la boca bien cerrada. A la hora y media se pelearon porque no sabían qué serie mirar. Cuando se acostaron cogieron cortito y durmieron profundamente aburridos.
No sé bien cómo pasó, boluda. Pero ahí estaba yo. Con ella adentro, bueno. No ella ella sino su cosito, tenía un cosito en su casa. Estábamos en el cuarto de su hijo, el pibe se lo había llevado el papá, porque están separados, y esta noche no había nadie más que ella y yo. Y bueno. Rubia, linda, flaquita, unas tetas hermosas, no sé, nunca me había pasado algo así. Rápido, resuelto, primero ella a mi, después yo a ella. Acabamos más de cinco veces cada una y al intento de la sexta escuchamos ruidos de llaves. Sí. El ex con el nene en brazos.
Y bueno. Otra vez pero ella vino a casa. Y qué sé yo, fue distinto. Fuimos más suaves, ella estuvo más delicada y yo mucho más intensa. Lo hicimos poco pero estuvimos mucho tiempo en el después, oliendo el después. El sexo tiene un después genial. Sobre todo porque esta vez no hubo muchas más sorpresas que nosotras mismas.
No se conocían mucho pero arrancaron para Colonia. Se iban a hospedar en una cabaña bien cara. Él pagaba todo. Querían romper el fin de semana con mucho sexo, algo de chocolate y buena música. No salió tan bien. Sus manos apoyadas en el borde de la mesa, su espalda descubierta, el culo más hermoso que había sentido jamás. Todo fue demasiado, ella gemía y cuanto más mojada estaba, él más imposible. Después de quince despiadados minutos, desistió y le pidió disculpas. Ella abrió la heladera y se comió todo el chocolate mientras él, mirándola, se hacía una paja.
Mariela hizo una fiesta en su casa. Sus amigos y ella escuchan música electrónica y toman pastillas para poder saltar más alto. La noche se descontroló y se subieron a un bondi que los llevó a un boliche que tenía unos cuartos sexuales que le habían contado que estaban buenísimos. Desde camas hasta agujeritos en la pared. Mariela se sentó tímida en el inodoro y esperó. Alguien metió un pito como ofrenda pero no dijo nada. Simplemente se quedó quieto, hinchado a punto de explotar del misterio. Ella no se animó a mucho. Se tocó un poco, le dio un pequeño beso casi gracioso y le fue a contar a sus amigos.
Se odian pero terminaron cogiendo en su cuarto, mientras ella hacía la valija para irse a la mierda. No te soporto más, estoy harta de vos y de tus boludeces. Y la reconciliación quiso ser como en las películas. La agarró de golpe, la apoyó contra la pared y le pidió perdón mientras se la metía. Ella no pudo resistirse mucho aunque llegó a decir que no lo perdonaba pero que siga. Cogieron parados, sobre la cama y en el piso. Al ratito ella armó el bolso y se fue a lo de su mamá.