Animate y pegame un poquito más
Un relato, una explicación y varios ítems para navegar en el océano del placer. Desde el látigo a la palabra clave, el sadomasoquismo tiene reglas y rincones llenos de sexo crudo y duro. Morder, gritar, retorcerse del dolor, también puede estar bueno.
"Las poderosas vibraciones la sobresaltaron inicialmente y combinadas mis manos pellizcándole los pezones y los enormes consoladores que le llenaban sus orificios más íntimos, le dejaron la boca colgando abierta y un hilillo de saliva bailando en las comisuras de sus perfectos labios. Cualquier débil posibilidad de resistencia que podría haber tenido, dio paso a una marea casi traicionera de inicua lascivia. Su respiración se hizo pesada y en cada suspiró emitía un gemido mientras se retorcía y giraba contra sus ligaduras; su concha, ahora hambrienta, aceptando aquel gran vibrador, perdió en el placer, el dolor que antes sentía".
Si algo de este pequeño relato te movió un poco la curiosidad, tal vez esta nota te interese un poco más que el resto. Arrancamos lejos y citamos a uno de los pensadores más temidos y amados de nuestra historia porque Nietzsche aseguraba que el dolor y el placer son las caras de una misma moneda. Además sostenía que el sentimiento del poder es la cúspide del placer. Entonces, con estas dos pequeñas reseñas, llegamos a lo que nos interesa: el sadomasoquismo.
El sado es un acrónimo de las palabras sadismo, (obtención de placer al realizar acciones de crueldad o dominio), y masoquismo, (sentir placer al ser víctima). esta práctica sexual es considerada una parafilia, o sea, un acto sexual en el que el placer no se concentra sólo en la penetración sino en actividades que la acompañan. En este caso, golpes, cera caliente, pellizcos, cuerdas, llanto, calor, frío y fuerza pueden estimularte tanto que no sepas ni encuentres ninguna otra manera de disfrutarlo.
Pero el sexo no es tan simple. Se manipulan instrumentos y eso puede llegar a ser peligroso. Están quienes realizan estas escenas ya casi como profesionales y para ellos esta nota puede llegar a resultar un tanto naif, pero sabemos que hay mucha gente que disfruta de un pequeño golpe en la cola y nunca se animó a ir por más. El miedo a salir lastimado en este caso es literal y para evitar, informar y advertir decidimos contarles algunas cosas.
El disfrute de los actos de domino sexual de manera consensuada, donde ambas partes acuerdan la ejecución de este tipo de actos. La práctica de la cerita caliente en los muslos la llaman con siglas. BDSM (Bondage: esclavitud, Disciplina y Dominación, Sumisión y Sadismo, Masoquismo).
¿Por qué siglas? Quienes disfrutan de coger con cuotas de dolor necesitaban apartar la connotación negativa que aún tiene el término sadomasoquismo. Hoy, dicha práctica se considera como una desviación sexual, pero nadie puede basarse en el hoy. El sexo oral y la masturbación en la segunda mitad del siglo XX también lo eran.
Adentro del mundo del BDSM hay reglas. Algunas escritas, otras implícitas. Y además, tres pilares, tres palabras que son su constitución: SEGURO, SENSATO Y CONSENSUADO.
"Se ha cuestionado en múltiples foros el alcance que debe darse a cada una de esas tres palabras, y si sería posible incluso reducirlas a sólo el consentimiento mutuo de los participantes. Indudablemente, mi posicionamiento pasa por afirmar sin ningún género de duda que este trípode rector debe ser interpretado en su sentido propio y debe de estar presente en la mente de todo miembro de la comunidad bedesemera", sostiene "somiador", un redactor de Cuadernos de BDSM, una revista española de sado sin fines de lucro.
"Se habla de un BDSM consensuado para defender una práctica (o sucesión de prácticas o también convivencia) llevada a cabo por una negociación entre iguales. Dos personas (o más) sin presiones, sin engaños, sin manipulaciones de uno hacia el otro, en su condición de personas con entendimiento, negocian la relación, la praxis, los límites. Se alcanza una comunidad de voluntades libremente emitida por las partes. Dos personas (o más) que se conocen, y que entienden lo que quieren practicar, delimitan lo que van a hacer entre ellos. Pero para llegar a afirmar que existe consenso, esa igualdad debe ser tratada desde la perspectiva del consentimiento individual de los miembros de la pareja o grupo", detalla.
Y sí. Donde hay dolor hay peligro y este es un buen motor para pasarla bien pero también para escaparse. Para poder desmenuzar bien este pedacito de placer, hay que definir los roles, tan importantes en este tipo de prácticas.
Si todo está consensuado, una parte asume el rol dominante y la otra parte el rol de sumisión. Aún dentro del juego, hay palabras claves para cada uno de los participantes. "Pará", "Basta", suelen ser las universales. La palabra de seguridad es el detalle más importante de todos.
Los símbolos:
El collar es el principal símbolo de sumisión en la subcultura BDSM. Mientras que la cuerda y esposas es una herramienta para realizar el ‘Bondage’. Estas sirven para atar a tu pareja buscando inmovilizarla y poder hacer a gusto y piaccere.
Otro de los protagonistas es el látigo. Hay distintos tipos con distintos géneros que además de dolor crean sensaciones placenteras.
La imaginación y los elementos varían como así varían las personas, así que si querés arrancar la ropa, golpear suavemente, morder, pellizcar, atar, elegí una palabra y empezá a probar.
La lista es larga y las anécdotas, millones. Esta vez, una guía rápida, la próxima, una historia que te mojará un poquito las ganas del sexo fuerte contra la pared de tu cocina mientras los chicos están en el colegio.