Para Stiglitz, el fallo del juez Griesa ''alienta el comportamiento usurero''
El Premio nobel de Economía advirtió en un artículo de opinión publicado por El País de España, que a partir de la decisión del juez de Nueva York en favor de los buitres, "los países que emitan deuda ya no se fiarán de la justicia de Estados Unidos y elegirán otros mercados". Para Stiglitz "Argentina ha cumplido con las obligaciones".
En una nota de opinión publicada por el diario español El País, bajo el título "La moratoria ‘a la Griesa’ de Argentina", Stiglitz escribió: "Por primera vez en la historia, un país que está dispuesto y tiene la capacidad para pagar a sus acreedores no puede hacerlo porque un juez se lo impide".
Fue en alusión al congelamiento que hizo el magistrado de los fondos depositados por Argentina en el Banco de Nueva York, pero que los bonistas reestructurados nunca recibieron. El Premio Nobel de Economía explicó que "los medios de comunicación denominan a la situación como una suspensión de pagos por parte de Argentina, pero el hashtag #griesafault en Twitter describe dicha situación de manera mucho más precisa".
Para Stiglitz "Argentina ha cumplido con las obligaciones que tiene con sus ciudadanos, y también con sus acreedores quienes aceptaron la reestructuración que este país realizó".
"El fallo de Griesa, sin embargo, alienta el comportamiento usurero, se torna en una amenaza para el funcionamiento de los mercados financieros internacionales y desafía un principio básico del capitalismo moderno: los deudores insolventes necesitan un nuevo comienzo", destaca en su artículo.
Stiglitz evaluó que "el reembolso en los términos estipulados por Griesa -para cumplir con el reclamo de los buitres- devastaría la economía argentina", y precisó que "NML Capital y los otros buitres, que a pesar de que en su conjunto solamente representan al 1% de los acreedores, recibirían un total de U$S 1.500 millones".
Añadió que "otros acreedores que se negaron a participar en el proceso de reestructuración (un 6,6% del total) recibirían U$S 15.000 millones", y subrayó que "debido a que en la reestructuración de la deuda se estipula que los acreedores que adhirieron, podrían demandar que sean tratados con los mismos términos que se otorgan a los que se negaron a participar en la quita, Argentina podría entrar en apuros ya que tendría que pagar U$S 140.000 millones adicionales".
"Un dinero que iría a llenar los bolsillos de algunos multimillonarios que están decididos a exprimir a Argentina y dejarla sin un centavo", afirmó Stiglitz.
Recordó que "en el período previo al 30 de julio -cuando finalmente se suspendió la reestructuración-, los buitres llevaron a cabo una campaña del miedo", y puntualizó que "ellos aseveraban que una segunda suspensión de pagos en 13 años sería un gran revés para Argentina, ya que amenazaría a la frágil economía del país".
Sin embargo, el analista remarcó que "todo ello se basaba en la conjetura de que los mercados financieros no irían a distinguir entre una suspensión de pagos corriente de una moratoria a la Griesa, o como se la denomina en inglés una Griesafault".
"Afortunadamente, los mercados sí hicieron esa distinción: los tipos de interés para las diferentes categorías de préstamos a empresas argentinas no reaccionaron ante el suceso. De hecho, los costos de endeudamiento al 30 de julio fueron más bajos que la media de todo el año", afirmó el Nobel.
De todos modos, estimó que "se pagará un precio alto por esa moratoria a la Griesa, que será menor para Argentina que el que tendrá que pagar la economía mundial y los países que necesiten acceso a financiación externa", y aseguró que "Estados Unidos también sufrirá" las consecuencias del fallo de juez.
En ese sentido consideró que los tribunales estadounidenses "han sido una farsa: como un observador ha señalado, queda bien claro que Griesa nunca ha llegado a desentrañar la complejidad del tema".
En consecuencia estimó que "el sistema financiero de Estados Unidos, que ya ha ganado práctica en explotar a estadounidenses que viven en niveles de pobreza, ha ampliado sus esfuerzos, expandiéndolos a nivel mundial", y pronosticó que "los prestatarios soberanos no van a confiar, ni deberían, en la imparcialidad y competencia del poder judicial norteamericano y el mercado para la emisión de dichos bonos se trasladará a otro lugar".