Con el aumento anunciado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, de llevar el mínimo de los pasivos de 2.477 a 2.757 pesos, esta jubilación significará 76,58 por ciento del salario mínimo fijado en 3.600 pesos a partir del mes pasado.

Esta diferencia entre la jubilación y el salario mínimo será -así- la más baja, tras el breve período que por ley existió el 82 por ciento móvil, entre 1958 y 1962.

Mucho tuvo que ver en todo esto la Ley de Movilidad Jubilatoria, sancionada en 2008 a instancias de la Presidenta, que estableció dos aumentos anuales, los cuales, desde ese momento y hasta la fecha, acumularon un incremento de 299,56 por ciento.

Precisamente en 2003, la jubilación mínima era de 150 pesos, y apenas iniciado su mandato, una de las primeras medidas adoptadas por el presidente Néstor Kirchner fue subir esa cifra a 220 pesos, lo que significó un incremento superior al 46 por ciento.

Desde ese momento, los aumentos se fueron sucediendo a través de decretos, llevando el haber mínimo a 308 pesos a fines de 2004; 390 antes del cierre de 2005 y 470 para mediados de 2006.

Los decretos continuaron en 2007 elevando la mínima a 596,25; y en 2008 para subirla a 690.

A partir de 2009, ya con la Ley 26.417 de Movilidad Jubilatoria en marcha, que estableció dos incrementos anuales, el haber más bajo aumentó a 827,23 pesos ese año; a 1.046,43 al año siguiente y a 1.434,29 en 2011.

Antes que se aplicara el primer aumento por la Ley de Movilidad, la jubilación mínima representaba el 55,64 por ciento del salario mínimo, vital y móvil, ubicándose a más de 26 puntos porcentuales del 82 por ciento.

Cuando comenzó la aplicación de la legislación, los jubilados del escalón más bajo pasaron a cobrar 770,66 pesos, ubicándose en 62,15 por ciento del salario mínimo.

Apenas dos años más tarde, en marzo de 2011, cuando el Gobierno anunció que el haber mínimo subía a 1.227,78 pesos, se acercó aún más colocándose en el 66,72 por ciento.

A comienzos de 2012, el escalafón inferior de los pasivos pasó a percibir un haber de 1.684 pesos, que significaba 73,34 por ciento del salario mínimo.

Y a principios del año pasado, ese segmento, que percibía 2.165 pesos, achicó más la brecha, representando 75,3 por ciento del sueldo mínimo.

De esta manera, en apenas cinco años y gracias a la Ley de Movilidad, la diferencia entre la jubilación y el 82 por ciento del salario mínimo se recortó en casi 21 puntos porcentuales, para quedar a 5,42 puntos.

De continuar esta tendencia, en poco tiempo más se alcanzaría el tan ansiado piso establecido por el gobierno de Arturo Frondizi.

Fue justo un 17 de octubre, de 1958, cuando se publicó en el Boletín Oficial la Ley 14.499, cuyo segundo artículo fijaba para las jubilaciones el 82 por ciento móvil de los salarios.

Sin embargo, cinco años más tarde el diseño de un nuevo sistema fue suspendido, y en 1969, derogado.

Así, ese 82 por ciento móvil para las jubilaciones pasó a ser un reclamo histórico de las fuerzas políticas populares: hoy, a casi medio siglo de haber sido suspendido, está cada vez más cerca de ser nuevamente una realidad para los jubilados.