La reunión de este miércoles en Casa Rosada habría servido, nada más, para que tanto el Gobierno gane tiempo y la CGT siga dilatando en el "diálogo" alguna medida de fuerza que con el pasar de los días se hace imprescindible ante el deterioro constante de las condiciones de vida de los trabajadores.

Es que, con la venia del Gobierno, empresarios y sindicalistas iniciarán negociaciones sector por sector sobre el pago de un bono extraordinario de fin de año, cuya base de referencia fue fijada en 2.000 pesos.

A pesar del documento suscripto por todos los participantes (mesa tripartita de diálogo; inicio de las negociaciones por el bono, y utilizar como eje articulador la agenda de trabajo contemplada en el plan productivo nacional), al parecer todo quedará en el "diáglogo", porque los empresarios ya advierten que no tienen obligación de pagar un bono o, directamente, que no lo harán.

En este último grupo se encuentra la Cámara Argentina de Comercio (CAC), cuyo titular, Jorge Di Fiori, respaldó el acuerdo pero aclaró que su sector no pagará ningún bono porque ya se acordó en la paritaria para esta segunda etapa del año una suba de 19 por ciento que absorbe ese beneficio.
"Manifesté mi complacencia y el apoyo a la convocatoria, en cuanto a que esto ayuda al reencuentro de la sociedad argentina", expresó Di Fiori a a la agencia DyN, pero subrayando que su sector "no va a haber bono".

Mientras tanto, el presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios, Daniel Funes de Rioja, señaló tras la reunión que "no es obligatorio" el pago del bono: "La fórmula que se aceptó es que se abrirán negociaciones".

Tras ratificar que el bono "no es obligatorio, porque si no se hubiera hecho por decreto", el dirigente empresarial sostuvo que los 2.000 pesos son una "referencia" pero "depende de la realidad" de cada actividad, "de cada convenio colectivo".