Cuando el ajuste y la recesión golpean el bolsillo de los asalariados, lo primero que desaparecen de la vida cotidiana es todo lo que tenga que ver con el esparcimiento: ya no más cine ni pizzería ni salidas ni fulbito…

Hasta no hace mucho, para reservar cancha había que llamar con varios días de anticipación y hasta dejar seña, pero el negocio de las canchas de fútbol viene cayendo con fuerza: entre un 25 y un 30 por ciento en los últimos tiempos, según un relevamiento realizado por Ámbito.com.

Sumado a los recortes en gastos que realizan las personas y a los ajustes empresarios, que solían organizar torneos de empleados, afrontando los gastos, se sumaron últimamente los tarifazos en luz y gas, la suba alquileres, la carga impositiva, etc.

Todo hace que la rentabilidad baje considerablemente, aunque la mayoría de los propietarios de canchas considera que no están en situación de crisis.

“Por suerte es fútbol y siempre va a seguir, porque todos le buscan la vuelta. Las ganancias no son las mismas y la rentabilidad afectada. Tardás más días en recuperar los gastos, pero todavía es negocio”, indican.